Te conocí sin imaginarte,
yo esperaba el amor de mi vida,
y encontré el amor de una tarde.
Te vi sin entender, no eras mi destino,
pero tus ojos me recordaron
que uno hace planes, y la vida cambia tu camino.
Tal vez me olvidé de dar vuelta el reloj
y llegué tarde a su encuentro,
pero es tan sabio el tiempo,
yo pensé que era el final, y me regaló tu comienzo.
No tengo mucho para ofrecer,
unas manos frías, mi ala izquierda quebrada,
un alma con carencias, y nostalgia en la mirada.
No tengo mucho para pedir,
tal vez algo para siempre,
y apareciste para darme un momento,
no se si durará una eternidad,
sólo te pido que inmortalices éste encuentro.