Nada es para siempre, las cosas buenas a veces duran poco, y las malas se quedan un tiempo más, de nosotros depende que lo mejor de la vida sea eterno, luchar porque no se escape, gozar los instantes para saborearlos en el futuro, y que te sigan llenado el corazón cada vez que los revivas. Yo siempre dije…las cosas que duelen vienen solas, y a la felicidad hay que buscarla, y si no está a la vuelta de la esquina, seguro la encontrarás en unos ojos que te miran sin motivos; en una sonrisa que te sorprende, y le roba un gesto a tu cara casi sin quererlo; un abrazo sin pedirte nada a cambio; ver cuanto le importás a la gente que amas; contemplar una noche estrellada, aunque la luna ni se entere que te estás inspirando en ella; dejar que la lluvia te roce la cara, y que sus gotitas le curen las heridas a tu alma; disfrutar de largas charlas, profundas y tontas, no importa de que se hable, lo que realmente importa es el ser maravilloso que te acompaña, que te espanta las soledad, y con sus palabras te llena de calma.
Son tantas cosas las que te gritan que veas la mitad del vaso que está llena y no la vacía, tal vez por tratar de llenarlo te perdés de lo que está a tu alcance, y no lo ves por no saber mirar, y no lo sentís por no saber escuchar, y no los tocás por no estirar tu mano.
Yo aprendí a disfrutar de las pequeñas felicidades, así que no estoy dispuesta a cambiar mi forma de ver las cosas, de mí depende no hacerme grande, y mirar todo desde la mejor perspectiva, y seguir buscándole el lado bueno a las cosas, aunque no parezca si lo tiene, porque si sufro por algo, ese dolor me hará un poco más fuerte.

Estoy de vuelta, y hoy más que nunca me aferro a unas palabras que le regalé a una persona que amo mucho… Nunca termines de empezar, porque empezando un nuevo día, un proyecto, un trabajo, una idea, un camino, un cambio, una ilusión, un sueño, es demostrarle a la vida el respeto que se tiene por ella, y que a pesar de todo siempre vale la pena vivirla intensamente.