Todas las mañanas cuando voy a mi trabajo se repite el mismo episodio: el anciano con la mirada entre sombras, y la chica con sus libros, de mirada soñadora.
El anciano con aspecto cansado, aferrado a su bastón color marrón que son sus ojos, y lo ayuda a encontrar el camino. La chica de paso sereno apura su marcha cuando ve que él llega, en ese momento se produce el rutinario encuentro.

Como a mi me gusta robarme historias, imaginar diálogos, estos personajes sin saber le regalan un instante tierno a mi alma, y alas a mi imaginación. A pesar de estar a unos metros parece que los escucho…

-Señor buen día. ¿Va al mismo lugar de siempre?.
-Señorita que gusto encontrarla, si voy al viejo almacén como todos los días, mi desayuno depende de cuanto demore en llegar allí.
-¿Me permite ayudarlo?.
-Claro, el poco orgullo que me queda no me permitía pedírselo.
-No se preocupe para mí es un placer, además no tiene que sentir pena ya nos conocemos, somos amigos de la vida, esos que no tienen identidad, pero por algo se encuentran.
-Tiene razón.
-¿Entonces que dice?. ¿Me da su brazo?.
-Con mucho gusto. ¿Se imagina?. Voy a ser la envida de todos, ir del brazo de una hermosa niña.
-Gracias, pero no soy hermosa.
-Si lo es, no necesito verla para mirar su interior, y créame hace tiempo no percibo un ser tan maravilloso.
-Gracias. ¿De que se ríe?.
-De sus mejillas. ¿Están rojas verdad?.
-Si, es que sus palabras fueron muy lindas, y no creo merecerlas.
-No sienta pena, sólo dije la verdad.
-Ya llegamos.
-Que rápido, creo que me estoy malacostumbrando a su agradable compañía.
-Mañana si el reloj quiere acá nos vamos a encontrar.
-Gracias señorita.
-De nada, para mí es un placer.
-Que Dios la bendiga, y no se sienta triste, la vida tiene para usted algo maravilloso, sólo tiene que estar atenta.
-Gracias, que tenga un lindo día, y vuelva con cuidado por favor.
-Gracias a usted por ser mi ángel terrenal.
-Nos soy un ángel, no tengo alas.
-No tiene alas, pero unas manos puras, y solidarias que me hace más fácil el comienzo del día.
-Ya le dije que es un placer, me voy porque llego tarde, hasta mañana.

Después de observarlos varios días, estoy convencida que los dos se necesitan, él para llegar a tiempo a su destino, y ella para hacer un alto en el camino.