Paciencia es algo que no todos tienen para dar, pero es justo lo que necesito.
Paciencia a un no mentiroso, y a un si impuntual.
Eso que a un pescador le sobra, y a un ansioso le falta.
Paciencia para sanar, entender eso que aún no puedo dar.
Paciencia sin prisa, calma sin pausa, miradas sin preguntas, y abrazos inmortales.
Paciencia incondicional, granos de arena de un reloj dispuesto a esperar.
Paciencia a unos pies descalzos que no saben llegar, y unas manos frías que se olvidaron de rezar.
Para los errores y ver si puedo andar, paciencia para desembalar un corazón con latidos vencidos.
Paciencia que te convierta en la criatura más noble, y a mí en el ser más egoísta, porque pido paciencia a gritos y ni yo misma la tengo.
Paciencia para llegar a un alma rota, y querer repararla a fuerza de suspiros.
Paciencia mágica, casi de adivino para soportar mis ataques de una batalla perdida.
No te pido que entiendas las discusiones artísticas entre mi guitarra y yo, pero que me dejes mientras escribo una canción.
Eso que el tiempo le regaló a un anciano sin preguntarle, y un niño no entiende a la hora de esperar a los reyes magos.
Paciencia que me rescate de un pasado que me obliga a esquivarle la mirada al futuro.
Paciencia al letargo de mis emociones, silencios afilados, y esas palabras que tal vez nunca escucharás.
A pesar de ser un desastre en algún lado tengo mucho para dar, y aunque no sé donde está todo eso algo de paciencia me puede salvar.
Paciencia para querer eso que aún no logro ser, paciencia para esperar mientras despierto, y darme cuenta que aún sigues ahí, aunque no me lo merezca.