Una noche llena de magia...La de Rosana



Un sillón blanco donde dormía una guitarra, la luz y calidez de las velas, y una foto que le recordaba momentos especiales, fueron suficientes para crear el más íntimos de los escenarios, y convertir a los espectadores en los más cómplices de los seguidores.
Así se presentó Rosana en el teatro plaza de Montevideo (lugar que para llegar tuve que viajar seis horas) al que hizo temblar y ponernos de pie más de una vez.
Con
un saludo emotivo y sincero se sentó en el inmaculado sillón, despertó la guitarra, y así comenzó la magia…




Para mí las mejores cosas, las más esenciales, esas que llegan te atraviesan el pecho para reposar en el alma, ocurren en lo sencillo, lo dulce, lo cálido, la fuerza de una canción frágil, los ojos de alguien que te mira y dice todo, el silencio previo a una sorpresa, unas manos acariciando una guitarra haciéndola estremecer a tal punto que las notas no necesitan palabras, sólo la melodía basta para sacarte del planeta y aterrizar en la luna; bajar otra vez para volver a perderte en los cabellos azules de un cometa, y las estrellas fugaces no cumplen sueños porque te sentís dentro de uno.
Ahí donde las penas quedan atrás evaporadas por los suspiros, las ilusiones se ven superadas porque se encuentran con más de lo que ellas mismas pueden generar
Una voz te hace cerrar los ojos para ver más allá de los límites, y te cuenta de sentimientos tan tuyos como posibles, tan ajenos como inalcanzables, tan lejanos para retenerlos con sólo cerrar la mano, y tan cercanos que con un roce se amarran a tu espalda.
Rosana pisó tierra Uruguaya para regalarnos un ramillete de canciones atadas por los recuerdos de tiempos vividos, donde esas mismas canciones le fueron poniendo el sonido a las imágenes de tu vida, y para que tengamos presente que si llegamos a tiempo, el destino va a estar de nuestro lado, para que en el futuro ya no existan batallas perdidas.

¡Ay Rosana!!! lo tuyo es talento puro, y no tengo modo de definir lo que sos, porque la palabra artista te queda chica, lo que hacés y transmitís es indescriptible, y tan grande como sublime.
Rosana Arbelo
-Para nada-
Álbum: A las buenas y a las malas

P.D. QUE CANCIÓN POR FAVOR!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

Intento...



Intento imaginar como se puede ver un atardecer en el reflejo de unos ojos que compartan el mismo momento, y se queden conmigo para ver la llegada de la luna, sumando sueños con cada estrella sin miedo a que por ser demasiados se pueda perder la cuenta.
Intento saber que se siente cuando un suspiro te lo inspira una presencia, la hora de un encuentro, o el recuerdo de lo que un día fue tuyo, y no esos que se los lleva el viento dejando una sensación de vacío.
Intento pensar en un instante de película, con una canción de Serrano como banda de sonido, pero que en el exista un protagonista.
Intento hacer de la nostalgia más que una aliada a la hora de escribir, me encantaría que me trajera la felicidad de tiempos vividos a la memoria, pero al repasar cada hoja de mi libro, la nostalgia está en cada página contando historias que nunca fueron mías.
Intento ver una despedida que nunca llegó, un adiós que me partiera en dos el corazón, para poder llorar extrañando eso que se marchó, y así no dejaría caer lágrimas sin dedicación.
Intento sentir, pero no puedo engañarme, simplemente es imposible, y es ahí donde caigo en la cuenta y me pregunto: ¿cómo será?, y otra vez vuelvo a mentirme porque sé que no hay respuesta para algo que sólo se entiende cuando la piel lo descubre, y el corazón es el que te lo cuenta.
Intento pedirle al tiempo que me regale cinco años, o al calendario que vuelva a marcar aquel día de febrero para poder estar a la misma hora y en el mismo lugar, para hacer que todo suceda, para darle alas al impulso que maté, y cambiarle el disfraz a un final para vestirlo de comienzo; pero no soy nadie para semejante privilegio, por eso cargo con el dolor de arrepentirme por eso que no fue.
Intento encontrar las huellas que dejé, para dar con los pasos que me hagan volver, intento huirle al futuro porque a mi pasado le falta eso que en el presente me causa las heridas.
Intento armar el rompecabezas aún sabiendo que nunca voy a tener las piezas que lo completen, pero aún así se pueden ver imágenes que aunque incompletas dibujan una vida.
Intento entender la frase: todo pasa por algo, pero lo que nunca va a tener explicación son las cosas básicas, sencillas, indispensables que no me pasaron.
Intento torcerle el brazo al destino, pero es tan frágil que puede romperse, y tan duro para rendirse.
Intento no culparte por la noche en que decidiste por mí, pensando en que era lo mejor, todavía sigo creyendo que me robaste la única oportunidad de tocar el cielo y saber lo que era ser feliz.
Intento ya no discutir con Dios, pero cuando yo busco una tregua él me cierra una puerta, y todo empieza de nuevo.

Intento…Intento…Intento, pero no se hasta cuando mis brazos soporten la falta de abrazos, y mi alma resista la ausencia de todos esos momentos.


Alberto Plaza
-Yo te seguiré-
Álbum: Blanco y negro



Bendigo...


Hoy las palabras sobran, hoy Patricia Sosa cantó la canción que yo no pude escribir, esa que sin ser mía dice mucho de mí, y cuenta una historia convertida en espejo, donde el guión habla de mi propio reflejo.
-Bendigo-
Letra: Patricia Sosa
Canción central de la palícula: Ningún amor es perfecto.
Protagonistas: Patricia Sosa y Diego Olivera


P.D. Gracias "Pato", tu espírtu solidario y tu talento, te dieron la luz para escribir algo tan hermoso como esto.

No tengo, me falta...



No tengo todas las respuestas, incluso la de mis propias preguntas, aún así puedo escucharte aunque no se resuelvan tus problemas.
Me falta la fe que necesitas, pero Dios es testigo que cuando junté mis manos lo hice para pedir por tu bienestar.
No tengo una brújula para ayudarte a encontrar tu destino, pero puedo regalarte una mañana y un camino, donde dar pasos firmes y dejar tu huella.
Me falta la capacidad para comprender tus silencios, la necesidad de tu alma, y el motivo de tu llanto, sólo me quedan abrazos, ojalá te aferres a ellos.
No tengo las virtudes para ayudarte con tus defectos, nada más puedo aceptarlos aunque nunca puedas vencerlos.
Me faltan días grises para interpretar tu nostalgia, y algunas gotas de lluvia para acariciar tu cara, sólo puedo dejarte mi tesoro, ese que se encuentra al final del arco iris.
No tengo ese gesto a tiempo que llegue para rescatarte de un tropiezo, pero puedo conseguir un parche para curar la herida.
Me falta la magia para encenderte una ilusión, pero puedo pintarte un sueño aunque sea de cartón.
No tengo la grandeza para estar a la altura de tus derrotas, sé que aún no me hago grande, pero creo que en mi pequeño mundo algo sencillo puede darte las ganas de querer seguir en la batalla.
Me faltan palabras, y me sobran silencios, pero puedo darte mis duendes, robarme un verso, arrancar la página de un libro, o dedicarte una canción para que entiendas lo que siento, lo que quiero, y lo que pienso. Afortunadamente hay personas con la capacidad de expresar lo que yo no se decir, y de cantar lo que me gustaría ser para ti.


Eros Ramazzotti
-Dímelo a mí-
Álbum: Alas y raíces


Aunque te veo otra vez, que hay en tus ojos no sé
la oscuridad los ha atravesados.
Pareces alguien a quien la vida no trata bien
y poco a poco su alma ha abandonado.
El dolor no se supera si tu corazón se cierra,
pero hay algo que has olvidado: yo estoy contigo aqui.
Dímelo a mí, háblame de ti, yo te escucharé
porque quisiera entender esa pena que sientes crecer.
Dímelo a mí, que es lo que no va bien,
yo no te juzgaré, si hay una culpa lo sé,
toda tuya no puede ser, dímelo a mí.
El mundo gira al revés, y tu futuro no ves,
como una nave entre tormentas.
Que te da miedo lo sé, pero no puedo creer
que no te queda un sueño si no lo intentas.
Lloras lágrimas amargas, todo dentro te lo guardas,
pero hay algo que has olvidado: yo estoy contigo aquí.
Dímelo a mí, háblame de ti, yo te escucharé
porque quisiera entender esa pena que sientes crecer.
Dímelo a mí, que es lo que no va bien,
yo te responderé, si tú te quieres curar,
poco a poco te tienes que amar.
No te niegues la belleza, ve descubriendo,
los amores que cultives que van creciendo
siempre te querrán.
Dímelo a mí, que es lo que no va bien,
yo te responderé: si tú te quieres curar
poco a poco te tienes que amar.
Dímelo a mí, que es lo que no va bien,
yo te responderé: si tú te quieres curar
poco a poco te tienes que amar.

Gracias Noel!!!

De un tiempo hasta hoy he perdido algunos motivos; hay sentimientos que no los puedo leer, ver, ni escuchar, y emociones que jamás voy a sentir. Lo que ya no ocurrió el destino se encargó de avisarme que tampoco vendrá.
Pero siempre pasa algo que te rescata y te hace saber que a final de cuentas estás vivo.
A veces tus más grandes aliados, esos que llevan el disfraz de amigos, no son más que seres especiales, ángeles terrenales que con un toque de magia te devuelven lo que sientes perdido.
También un simple detalle, un gesto, una solitaria y dulce palabra te hacen saber que para alguien eres importante, eso da fuerzas y llena de colores el presente, y el boceto del futuro tendrá buenos cimientos.

En este caso una historia de cuatro minutos treinta y cuatro segundos, con la que yo me tropecé, y que me la contó un joven cantautor que no sabe de mi existencia, y nunca se enterará que con su breve cuento lleno de imágenes, letras, y sonidos me regaló un ratito de ternura, me robó una lágrima y me dibujo una sonrisa.

¡Gracias Noel por recordarme lo hermoso que es suspirar!!!

Noel Schajris
-No velo la hora-
Álbum: Uno no es uno


Igual que Quasimodo


Cada día es igual, desde que nació las cosas le pasaron por al lado. Él siempre tuvo la esperanza de que algo por más breve que fuera afectara su vida de una forma especial, y ante la ausencia de momentos al igual que Quasimodo se dedicó a observar.
No vive en un campanario pero su ventanal le muestra un mundo al cual no pertenece. Entre nostalgias y talento plasma en un papel lo que siempre soñó ser, eso que antes de llegar se fue. La joroba la tiene en el alma por guardarse todo lo que tenía para dar. Los brazos vacíos por lo que no pudo amarrar. Las manos sin líneas que indiquen un destino. Las alas sin viento no conocen un impulso y mucho menos la libertad. Sus ojos no tienen el brillo que provocan el reflejo de las miradas largas.
Cuenta con una inmensa ternura que aún sigue envuelta en un papel celofán, no sé si por miedo a que vean su fragilidad, o la guarda para cuando alguien quiera llegar a su puerta y pase sin golpear.
A veces un atardecer le ilumina su rostro, y hasta se le puede ver sonreír. Las noches lo vuelven más solitario aún, suspira sin saber porque lo hace, y no se atreve a pedirles deseos a las estrellas fugaces porque sabe que nunca se harán realidad, por eso las ve caer y deja que alguien más sueñe en su lugar.
Las únicas caricias que conoce son las de la lluvia, y los únicos susurros que le trae el viento son con palabras ajenas. La calle le ofrece historias de otros, papeles que él nunca va a interpretar, y lugares que nunca va a ocupar.
Cuando la imaginación no es suficiente aparecen las cosas simple, las pequeñas felicidades de las que se aferra para encontrar un sentido, y así logra vencer una batalla entre tantas perdidas.
Cada vez que recuerda su vacío pasado otra herida marca su corazón, y está enfermo a causa de las cosas básicas que no sucedieron, al presente a pesar de los matices lo sufre, y el futuro es un desconocido al cual no le interesa verle la cara.
Hoy sobrevive a fuerzas de su noble y gran espíritu, es un simple mortal y merece ser feliz por una eternidad.


Alejandro Lerner
-Confesiones frente al espejo-
Álbum: La magia continúa



Dibújame...



Dibújame un paisaje de colores para caminar entre azul y rosa, y porque no usar el gris a mi favor y hacer de la nostalgia mi aliada y soltar mis emociones. Dibújame un sentimiento con forma de nube para saber lo que es tocar el cielo. Dibújame una ventana y un zaguán para sentarme junto a la luna a suspirar.
Dibújame un rayo de sol para el frío de mi piel y una caricia para mi alma en cueros. Dibújame una rayuela para poder seguir jugando y ganarle una partida a la vida.
Dibújame un charquito para naufragar en el reflejo de las estrellas. Dibújame un calendario que marque momentos y no el paso del tiempo. Dibújame tu sonrisa para llorar de ternura y emoción al verla. Dibújame una partitura con las notas de aquella canción. Dibújame un jardín para anticipar la primavera en esta fría tarde de invierno. Dibújame una estación donde el tren vuelva a pasar dos veces. Dibújame un sueño para querer hacerlo realidad en una noche de desvelo. Dibújame una botella para recordar que le debo un mensaje al mar. Dibújame una burbuja para conservar intactas las ocurrencias de mi imaginación. Dibújame un corazón y déjame ponerle los latidos. Dibújame las imágenes para darle vida al cuento que aún no alcanzo a escribir. Dibújame un mapa que me regale la fortuna de encontrar tus abrazos.
Dibújame tus manos para que sus líneas me lleven a un encuentro. Dibújame una mañana y un camino, para que junto con el alba yo llegue a tu puerta uno de estos días.


Rosana
-Furia de color-
Álbum: Lunas rotas

Un día como hoy...

Siguiendo las alas de un ángel, la melodía que aún puede salir de una guitarra con las cuerdas rotas, y el toque personal de hacerle caso a un impulso llegué a un lugar.
No había puertas que golpear, ventanas que mirar, suelo al que pisar, ni cielo que intentar tocar, tampoco a quien preguntar, por eso entré sin permiso para intentar averiguar. Ahí no conocía a nadie, pero nunca me sentí perdida, las historias que allí encontré me contaron de un ser frágil y especial, yo andaba de paso pero casi sin darme cuenta me quise quedar.
A escondidas y en silencio fui saltando de páginas en páginas siguiendo los pasos de una niña que lloraba en un parque, a veces reía y suspiraba por algún recuerdo. Que hacía de la nostalgia su aliada aunque a veces la lastimaba. De los sueños sus mejores cómplices. La hermosa locura que le inspiraba una “Italianita” de querer cruzar el atlántico para corretearla y contarle de su eterna admiración.
También fui testigo de todas esas discusiones con Dios, pero al fin de cuentas ella sabía que él nunca la dejaba sola y hacían las paces.
Vi a un trío famoso que con su música le puso la cursilería y las emociones a su adolescencia. Aquellas rarezas que la apartaban del resto de la gente y la acercaban tanto a mí. Su profundo amor por esa cosita de nariz fría y orejas largas. La capacidad para llegar a la creación con sólo saber mirar las maravillas que esconde algo sencillo y pequeño. La inagotable imaginación para nunca dejar de escribir y querer crear su mejor historia, como la de aquel cuento con un personaje fascinante. Todos esos pensamientos plasmados en un papel, inspirados por un atardecer que el otoño pintó de naranja. Aquella ocurrencia de verse artista y ser como Sarah.
Muchas veces la vi perdida pero algo la traía de vuelta, como aquel encuentro que tuvo con ella misma al ver su reflejo en el espejo. El primer vuelo en avión para hacer realidad lo que en un tiempo parecía imposible. Su entrega y lucha para no perder lo que tanto quería.
Descubrí que muchas veces no tenía todas las respuestas, pero su capacidad la llevó a formular la pregunta más original del planeta. Viví parte de su infancia, y todavía me pregunto: ¿qué habrá sido de aquella muñeca?
Viajé en el tiempo junto con el protagonista de un libro, cuyo viaje es mágico y aún no termina. La historia en la canción me enseñó que siempre hay algo más allá, como aquella que hablaba de unos ojos negros.
“Fijándome bien” entendí lo que era apasionarse por algo, y hacer de eso una carrera, y dejar en cada artículo algo de lo aprendido, pero mucho más de eso que nadie te enseña: el talento.
Escuché melodías que fueron bandas sonoras de un momento. Supe de películas con escenas que provocaron añoranzas y suspiros, y de esas donde “solo tú” puedes disfrutar de un día “bajo el sol de Toscana”.
Comprendí el mismo placer que provoca romper el papel celofán, y dentro encontrarse con eso que huele a arte. Y entre tantas otras cosas el mismo amor por esa personita que hoy ya no está, pero nos dejó tanto y nos marcó para siempre.
Un día como hoy hace ya mucho tiempo llegué a un lugar con matices de colores, y desde entonces todo fue diferente, desde entonces todo es mejor.


Nota: este blog está de vacaciones, pero un día especial hace que valga la pena querer volver por acá.

Soraya -A tu lado-

Laura Pausini -Las cosas que vives-

Rosana -Magia-

Días de otoño y niebla


La niebla en la mañana apagó el sol y encendió la nostalgia, es imposible concentrarme en el trabajo, el ventanal que me separa de la calle me ofrece historias para robar, la gente pasa sin darse cuenta que son los protagonistas de un momento, un simple momento en donde yo los imaginé en otro lugar y quizás en otro tiempo.
Mis manos frías buscan el abrigo al abrazarse a una taza de té, sin dejar de observar, entre suspiros y recuerdos pienso en el presente.
Los niños que marchan con paso apresurado a la escuela matizan con sus uniformes blancos el gris del paisaje, entre travesuras y risas me vi junto a ellos; intenté decirles que no se hicieran grandes, que para crecer había tiempo, y que la vida a esa altura se ve de otra manera; intenté decirles…pero no supieron entender mi mirada a través del cristal.
También vi a las abuelas, que desafiando al frío salieron a cumplir con las obligaciones del hogar, quise salir corriendo y preguntarles: ¿Cómo se hace? Pero no me atreví y maté el impulso.
Alguien que iba disfrazado de ausente no se dio cuenta que yo estaba esperando, y siguió su camino llevando entre sus manos un sentimiento compartido.
En la radio cantan palabras de Mario Benedetti, y yo pienso en la magia y el don de saber decir, la capacidad de llegar a los demás, ese toque de inspiración que te eriza la piel y se instala más adentro ¡Ay si yo pudiera expresar lo que siento!
Afuera el otoño se hace más presente que nunca, el té se ha enfriado y mis manos ya no tiemblan, tal vez es tiempo de acariciar una guitarra, tomar una pluma, o deslizar los dedos en un teclado, aunque no sepa como decir, seguramente habrá alguien que me entienda.

Valentino y Alfonsina


Valentino y Alfonsina procuran estar juntos todos los días, disfrutan mucho uno de la compañía del otro. Estos gigantes bajitos conocen la esencia de las cosas, y entienden demasiado la vida aún cuando apenas la están transitando. Tal vez son ángeles terrenales, y a cambio de las alas les regalaron la capacidad de saber mirar y el don de los sentimientos más nobles.
La tarde estaba fría, Valentino pasó a buscar a Alfonsina para disfrutar de los últimos rayos de sol y también ver un atardecer pintado de naranja, las pinceladas que le da el otoño a las cosas provocan una sensación de nostálgica felicidad, entre suspiros y sonrisas los momentos se vuelven únicos e inolvidables.
Valentino sabía que para ver al sol caer en los brazos del río el puerto era el mejor lugar, Alfonsina aceptó muy emocionada la invitación. Cuando llegaron el cielo se veía hermoso, pero algo lo empañaba: la mirada triste de una niña que tal vez esperaba que el atardecer se llevara eso que tanto dolía.
Valentino y Alfonsina no pudieron contener el impulso y se acercaron para intentar ayudarla, Valentino fue el primero que habló:

-¡Hola! ¿Está hermosa la puesta de sol no?
-Si lo está, pero las cosas hermosas y las que no son tan hermosas hay que estar dispuestos a querer mirarlas, de lo contrario pasan por tu vida sin que te afecten.
-Estoy de acuerdo con tu respuesta, me imagino que si estás acá es porque sabes mirar los regalos de la naturaleza. Perdón por mi atrevimiento, mi nombre es Valentino y ella es mi eterna amiga Alfonsina. ¿Tú cómo te llamas?
-Azul es mi nombre.
-Niña azul, tienes un nombre hermoso, un nombre con el color del mar, el cielo, y seguramente tu alma también.
-Gracias, pero mi alma no tiene ese color.
-¿Por qué estás tan segura de eso?
-Porque lo siento.

En ese momento Alfonsina no aguantó las ganas de intervenir en la charla.
-Azul, ¿Por qué se refleja tanta tristeza en tu mirada?
-Es que perdí tres versos y un motivo.
-¿Tan importantes son que te provocan tanta tristeza?
-Muy importantes, eran versos que hablaban de amor, ilusiones, y fe; el motivo que ya no tengo es el de volver a escribir.
-Entiendo tu dolor azul, cuando algo ser pierde, o se rompe se ve y se siente todo de otra manera, así es la vida y vivirla es nunca terminar de empezar, todo acaba y todo puede comenzar, pero lo importante es que las cosas sucedan.

Azul miró a Alfonsina con mucha ternura, creo que sus palabras fueron las que necesitaba oír.
En silencio Valentino se acercó le tomó las manos a Azul y le dijo:
-Te dejo mis versos.
Alfonsina repitiendo el gesto de Valentino agregó:
-Y yo mis motivos.
Valentino continúo hablando:
-Te regalamos estas cosas para que no eches tanto de menos las que perdiste, para que las uses y puedas escribir en el futuro la historia que te negó el pasado, para que puedas entender que no está perdido aquello que no fue, y que todo se ve de otra manera con un nuevo amanecer.

Otra vez la misma pregunta: ¿Te quedas conmigo?


Ya sé que te hice esta pregunta hace algunos meses, hoy regreso porque aún no puedo sola. Afuera todo se parte en dos, y aquí adentro un alma muda necesita motivos para suspirar.
Mientras los encuentro…
¿Te quedas conmigo?

Muchas noches se apagaron y encendieron la nostalgia, los recuerdos de lo que no sucedió amenazan con quitarme lo que tengo.
Mientras me disfrazo de valiente y doy pelea…
¿Te quedas conmigo?

Hay palabras que quisiera decir, y tantas canciones siguen dormidas, mi guitarra en un rincón de la habitación espera desesperada, ella tiene mucho que expresar, y mis manos poco que decir.
Mientras las cuerdas amarran algo de inspiración…
¿Te quedas conmigo?

Para la luna no soy nadie, pero quiero creer que me echa de menos, hace tanto que no le dedico una mirada. Ella me regaló algo tan grande: su presencia, y yo era feliz con sólo verla llegar puntual alguna que otra noche.
Para volver a disfrutar de la fiesta de su encuentro…
¿Te quedas conmigo?

Aún me sigo muriendo de miedo, y hay cosas que definitivamente no voy a entender, mi universo es imperfecto, pero quiero pensar que es perfeccionable como una vez lo dijo Ernesto Sábato.
Mientras construyo y pinto las paredes…
¿Te quedas conmigo?

Hay cosas que aún no empiezan y otras que no acaban, para esas que todavía no me sorprenden, y para las otras que todavía no alcanzan a ser necesito algo de impulso.
Mientras armo el rompecabezas de mi vida…
¿Te quedas conmigo?

Quiero llegar a tiempo, no sé a donde y no sé a la puerta de quien, no puedo llegar tarde otra vez y perderme un abrazo, una atardecer en otro cielo, y ese sentimiento que aún desconozco.
Mientras aprendo a ser puntual…
¿Te quedas conmigo?

Aunque me convierta en la criatura más feliz del planeta, aunque encuentre el camino para tocar el cielo, aunque tenga todo eso que vi con los ojos cerrados, cuando la vida cancele su deuda, y cuando todo suceda.
En ese momento, más que nunca y para siempre…
¿Te quedas conmigo?


El guante blanco: Última parte

Tocó a la puerta y después de un rato una mujer salió a atender.
-Buenas noches señora.
-Buenas noches.
- Disculpe que la interrumpa tan tarde, estoy buscando a Sofía. ¿Vive acá?
-¿Quién es usted? ¿Para qué la busca?
-No se asuste, mi nombre es Lautaro, nada más quiero regresarle algo que le pertenece.
-Sofía soy yo. ¿Qué es lo que tiene para darme?
Con un gesto de emoción en su cara y medio tartamudeando por los nervios logró seguir hablando.
-Es un placer conocerla. Nada más quiero saber si esto es suyo. Con las manos temblorosas sacó del bolsillo el guante blanco.
Sofía no pudo contener el llanto. Mientras ella recuperaba el aliento él tuvo tiempo de observarla. Era una mujer joven, de aspecto sencillo, dulce, también al igual que él de mirada triste, y se notaba que su salud era frágil: no dejaba de toser y el color de su piel era muy pálido. Después de secarse las lágrimas le habló.
-¡Gracias Lutaro! No sabe como me dolió saber que había perdido un regalo tan valioso. El par de guantes me lo dio mi mejor amiga antes de irse a vivir a otro país. Ella se llama Agustina y es un ser hermoso, la verdad que me hace falta, la extraño mucho.
-Me imagino que debe se difícil vivir lejos de un ser tan querido.
-Si muy difícil. Lautaro, usted fue tan amable de venir hasta acá. ¿Quiere pasar? ¿Le puedo ofrecer algo para tomar?
-Muchas gracias Sofía, es usted muy amable.
Mientras esperaba que ella trajera algo de beber, observó con mucha atención la casa de Sofía. Un lugar muy cálido, con cuadros, muchos libros, y muebles antiguos.
Cuando por fin regresó Sofía con algo de timidez intentaron conversar.
-Lautaro ¿Por qué su interés de regresarle un guante a una persona desconocida? Hoy nadie hace eso, y mucho menos con algo tan simple como un guante.
-Le soy sincero, cuando vi el guante sentí algo especial, y mucha curiosidad. Además cuando vi que tenía un nombre y una frase incompleta bordados terminé de comprender que era algo de mucho valor.
-Gracias a Dios todavía quedan seres sensibles, capaces de entender el valor real de las cosas.
-Disculpe mi atrevimiento Sofía, pero me gustaría conocer las palabras que completan la frase.
Sofía sin dudarlo un segundo fue a buscar algo. A su regreso toma las manos de Lautaro y le deposita el otro guante.
Lautaro busca dentro de la tela y lee: ...nunca, nunca dejes de creer”.
Mirando fijamente el par de guantes repitió en silencio la frase completa:
“No importa lo que pase en tu vida ni lo que hagas, nunca, nunca dejes de creer”.
Con su rostro lleno de emoción Lautaro se levantó abruptamente y se dirigió a la puerta. Casi sin poder hablar intentó pronunciar algunas palabras.
-Me voy Sofía, fue un placer conocerla, gracias por todo.
Por nada Lautaro. ¿Por qué se va así casi huyendo?
-Es que no me siento bien Sofía.
-¿Puedo ayudarlo en algo?
Cuando Sofía termino de decir esas palabras ve el rostro de Lautaro lleno de lágrimas, y le repite la pregunta nuevamente.
-¿Puedo hacer algo por usted?
Lautaro siguiendo un impulso desesperado se arrodilla en el suelo y le toma muy fuerte las manos a Sofía.
¡Si Sofía! Puedes hacer algo por mí. ¡Por favor quiero tener fe! ¡Enséñame a creer!




Esta historia fue registrada en AGADU/Asociación General de Autores del Uruguay.

El guante blanco: Segunda parte


Al día siguiente la misma rutina, salir a preguntar por aquella mujer; después de todas las respuestas negativas un niño que jugaba a la pelota escuchó que estaba buscando a una señora de igual nombre que su vecina -vivía en el piso arriba de su casa-. Tartamudeando le rogó al niño que le indicara el camino. Cuando por fin llegó a la puerta, antes de golpear tomó unos minutos de descanso para que su respiración recuperara su ritmo normal.
Cuando al fin tocó le abrió la puerta una señora mayor, con mucha ansiedad pronunció las palabras.
-Buenas tardes señora, disculpe que la moleste, estoy buscando a una señora de nombre Sofía. ¿Es usted?
-No joven, Sofía es mi hija.
-Ella se encuentra, tengo necesidad de hacerle una pregunta.
-No, no está, hace dos semanas se fue de vacaciones. Si quiere hablar con ella vuelva dentro de diez días, seguro ya regresó para esa fecha.
-Señora muchas gracias por la atención, ha sido muy amable.
-No tiene nada que agradecer joven. Que tenga un buen día.
-Lo mismo para usted señora.
Con un gesto de desilusión se retiró del lugar, por los datos que le dio la señora no podía ser su hija la dueña del guante, ya que hace dos semanas se encuentra lejos de la cuidad. Volvió a su casa a sumergirse en la rutina, la emoción de encontrar a Sofía le había dado la posibilidad de esperar algo más, y sobre todo querer buscar.
A pesar de que ya no le quedaban muchos lugares donde averiguar, no quería perder la esperanza, la frase dentro del guante le daba fuerzas para continuar.
Tomó la decisión de esperar unos días, tal vez si se tranquilizaba un poco iba a obtener otros resultados. Volvió a dictar sus clases como siempre, a disfrutar de sus libros, de la música, y perderse entre las letras; la búsqueda le había regalado algo de inspiración.
Hoy era el día, se despertó con toda intención de encontrar a Sofía, después del trabajo retomaría la búsqueda. Volvió a la zona del hallazgo, comenzó a hacer las misma pregunta de las veces anteriores, pero ahora con más calma, había llegado a la conclusión de que su desesperación asustaba a la gente y por ende no le daban la información que él necesitaba.
Llegó la noche y la tristeza lo invadió, nadie sabía nada de Sofía, parecía que la dueña del guante sólo sería un misterio en su vida. Lleno de desilusión volvió a su casa, no quería hacer nada, sólo se dejó caer en el sillón, deseaba que el sueño le diera algo de paz.
Un golpe muy fuerte lo despertó abruptamente, no entendía nada, se sentía como en otro lado, cuando por fin aclaró sus ideas se acercó a la puerta y vio que le habían dejado un sobre. En el interior había una nota: Sofía vive cerca del puerto, justo en la esquina donde se cruzan las calles 90 y 10.
No entendía nada, y otra vez se llenó de interrogantes: ¿Cómo llegó la nota ahí? ¿Cómo sabía la persona que la dejó que estaba buscando a Sofía? ¿Realmente viviría ahí? De sólo imaginarlo su rostro se iluminó. También pensó que era sencillo que cualquier persona diera con él, ya que estuvo muy expuesto cuando recorrió las calles en busca de información.
Esa noche no durmió, caminó, y caminó pensando en los pasos que iba a seguir, dudaba si salir corriendo a la dirección que le habían dado, o esperar unos días para ir a ese lugar y estar lo más calmando posible.
En la mañana se fue a trabajar sin saber que hacer, pero estaba decidido a seguir lo que le dictara su corazón, si al regresar del trabajo le ganaba el impulso iría tras el sin dudarlo.
Así fue, casi sin darse cuenta sus pasos lo llevaban en dirección al puerto, él conocía las calles que mencionaba la nota, pero no recordaba la esquina, no recordaba que casa había en esa esquina, por más que quería estar tranquilo su ansiedad se adelantaba a lo que estaba por suceder.
Por fin encontró la casa, un lugar de aspecto tranquilo, desde ahí se podía respirar el olor al río, puesto que estaba a dos cuadras del puerto. Muy nervioso, respirando una y otra vez tratando de tomar valor dudaba si entrar a tocar o no, había esperado tanto ese momento que ahora no sabía que hacer. Cuando encontró algo de valor se dio cuenta que no tenía nada que perder, ya había recibido tantas respuestas negativas que una más ya no le haría nada, y si del otro lado de la puerta estaba Sofía por fin habría encontrado a la mujer que le dio un toque diferente a su rutinaria vida.

Continuará...

Esta historia fue registrada en AGADU/Asociación General de Autores del Uruguay.

El guante blanco: Primera parte



La tarde estaba fría, el viento y la lluvia helaban su cara y manos. Como todos los días después del trabajo emprendió el camino hacia su casa. Ahí lo esperaban sus viejos libros, la misma música –esa que endulza sus oídos hace años-, el hermoso paisaje que desde su ventana le regala muchas historias, y que con la ayuda de su imaginación más tarde hará suyas al plasmarlas en su viejo cuaderno de tapa azul.
Paseándose entre la soledad y la tranquilidad de su pequeño espacio, reconoció algo en su mirada que no le gustó al contemplarse en el espejo, en ese momento recordó cuanto le gustaba caminar bajo la lluvia, y el tiempo que llevaba sin hacerlo.
Era un joven profesor de Literatura, tranquilo, de ojos profundos y tristes, algo tímido, y se notaba que la vida tenía una gran deuda con él.
Sin importarle el frío, y dejando que la lluvia acariciara su cara decidió contemplar el atardecer vestido de gris frente al puerto. Caminando sin prisa, tratando de que el tiempo no se fuera tan rápido para disfrutar un poco más de ese momento, observando todo, y quedándose con cada imagen que le permitiera soñar un poco; así continúo su marcha.
En un momento vio a una señora que con prisa se acercó a la calle para tomar un taxi, antes de cerrar la puerta y en un descuido se le cayó un guante blanco, intentó correr pero no la alcanzó, se quedó con la imagen poco clara de esa mujer en sus ojos, y guardó el guante en el bolsillo de su saco.
Llegó a su destino pero sus pensamientos habían cambiado, con la misma imaginación con la que se apropiaba de un momento y de las cosas, en su cabeza muchas interrogantes daban vueltas: ¿Cómo sería esa mujer? ¿Su mano sentiría el frío por no tener su guante? ¿Por qué algo tan simple me puso tan nervioso?
De regreso en su casa, muerto de frió se preparó algo caliente y se cambió la ropa mojada. Sobre la cama depositó el guante con un gesto muy delicado –como si se tratara de algo que tuviera vida-; en un momento vio que en la parte de adentro de la tela tenía como una etiqueta, sobre la costura del guante había un nombre y una frase incompleta bordada. El nombre: Sofía. La frase:
“no importa lo que pase en tu vida ni lo que hagas...
Esa noche como tantas otras no pudo dormir, esta vez tenía razones para no hacerlo, el motivo de su desvelo se mantuvo presente toda la madrugada: buscar a la dueña del guante, y poder completar la frase.
En la mañana la idea y el impulso se mantenían intactos, se preparó como todos los días para ir al colegio donde sus alumnos los esperaban. Dictó la clase sin saber lo que decía, sin dejar de mirar el reloj la hora no pasaba nunca, ya quería regresar a su casa para empezar con su difícil tarea. Por fin llegó el momento de irse, sin despedirse de nadie tomó sus cosas y salió casi corriendo, en el camino no dejaba de pensar como haría para buscar a la dueña del guante, la única posibilidad que tenía era que viviera por la zona donde salió a caminar bajo la lluvia (entre el puerto y su casa, que por cierto no era lejos, apenas unas cuadras), de lo contrario sería imposible encontrarla.
Fue al mismo lugar donde encontró el guante, y comenzó a preguntar a todo el que veía, tratando de describir con lo poco que recordaba de su figura si conocían, o si en la zona vivía una mujer llamada Sofía. La respuesta que recibió no fue la que esperaba: no señor, no conocemos a nadie.
Algo decepcionado regresó a su casa, pero al día siguiente continuaría con las búsqueda, no entendía como algo tan simple había despertado en él un sentimiento diferente, no sabía porque buscaba a Sofía, pero no quería dejar de sentir lo que le provocaba encontrarla.
Continuará...

Esta historia fue registrada en AGADU/Asociación General de Autores del Uruguay.

Un segundo de luz


Cuando intenté abrir la puerta alguien lo hizo por mí, yo entraba a un lugar público y ella salía, cuando vio que me acercaba corrió, y en un gesto de cortesía y educación me dejó pasar primero. En ese segundo en que le di las gracias y nuestros ojos se cruzaron me encontré con una mirada que expresaba tanta ternura de mil maneras diferentes, yo lo pude ver y sólo me bastó un instante.
No pude evitar sonreír, no tenía ganas de hacerlo, pero no todos los días tengo la posibilidad de cruzarme con alguien tan especial, así que me dejé atrapar por su magia.
Una vez me dijeron que si una persona tenía la capacidad de cambiar tu día, o matizar con otros colores el gris de tu tristeza me habría encontrado un ángel terrenal, ayer yo me tropecé con uno, mi condición de simple mortal no me permitió verle las alas, pero yo sé que las tenía.
Ese ser diferente y no lo digo porque sea una niña down, la diferencia la hace todas las capacidades que tiene, eso que a ella le sobra y nosotros no conocemos, ella nació para enseñar lo que no se puede aprender, el odio es un sentimiento que nunca conocerá; las cosas para ella son dignas de admiración y no de envidia, por eso siempre mantendrá su capacidad de asombro intacta.
El amor más puro, incondicional y perfecto lo lleva en su alma, y su luz será un faro en el camino para poder entender que al mundo le queda una oportunidad todavía.
En ese encuentro yo salí ganando, yo a ella seguramente no le dejé nada, pero ella a mí me regaló algo tan simple y tan grande como las ganas de volver a escribir otra vez.

Valentino y Alfonsina


Valentino no dejaba de observar a Alfonsina, sentía curiosidad por saber que era eso que ella tenía entre las manos, y no dejaba de contemplar con una expresión difícil de explicar en la mirada, parecía que nada era más importante que aquel objeto.
La ansiedad terminó por vencer a Valentino y no le quedó más opción que ir a averiguar.

-¿Puedo saber Alfonsina por qué miras con tanto amor esa caja?
-No es una caja, es un cofre, y lo más importante es lo que tiene adentro.
-¿Es algo de mucho valor?
-Si Valentino, es algo muy valioso, algo que no todos tienen y es muy difícil de encontrar. Es un tesoro que no aparece en ningún mapa.
-Trato de entender pero no logro darme cuenta que guardas ahí.
-Te lo voy a decir porque es algo que me gustaría compartir contigo. Valentino, en ese cofre guardo momentos.
-¿Momentos? Perdóname Alfonsina, pero cada vez entiendo menos.
-Decidí atesorar para siempre los maravillosos momentos que me regaló tu amistad.
-¿Pero por qué Alfonsina? Yo estoy acá, y diariamente disfrutamos de nuestra amistad.
-Yo creo que es por miedo Valentino.
-¿Miedo? ¿Hice algo? ¿Te quieres alejar?
-Miedo a perderte, miedo a que llegue el día que no tenga el refugio de tus abrazos, tus oportunas palabras, esos silencios donde en tus hombros encallaban mis lágrimas. Miedo a que no estés ahí para jugar a la rayuela conmigo. Cuando a mi vida le falte una pieza sin ti no voy a poder seguir con el rompecabezas. Miedo a cuando no pueda con las diferencias, y no hablo sólo de las clases de matemáticas. Miedo a crecer y que me falte tu niño, ese que no me dejaría ser grande. Por todo eso y más decidí guardar los momentos.

Valentino con un nudo en la garganta, el alma llenita de ternura, y los ojos más brillantes que nunca hablo:
-Antes que nada Alfonsina quiero darte las gracias por todo el cariño que sientes por mí, y el valor que le das a mi amistad.
-De nada Valentino, perdona que te interrumpa, pero déjame decirte que el amor no se agradece, sólo se siente y se disfruta.
-Tienes razón Alfonsina, y yo también quiero decirte algo: así como tú tienes esa cinta que sujeta tu cabello, yo tengo otra que amarra nuestros caminos y lo convierte en uno solo, así que agárrate de mi mano, quédate conmigo, y abramos juntos el cofre de los momentos, si los dejamos libres seguro serán eternos.




Inspiración...


Amiga inspiración, compañera en el camino de la creación.
¿Será que amaneciste más temprano y mientras yo dormía te marchaste con el alba?
Me faltan versos y me sobran sentimientos, sin tu presencia no voy a poder equilibrar esas diferencias.
¿En que playa encallaste? ¿En que estrellas te fugaste? ¿En que nota te perdiste?
Tal vez mi pluma ya no es suficiente, o los recovecos de mi alma no se amoldan a tus exigencias.
¿De que poeta te enamoraste? ¿En que mirada te reconociste? ¿En que lágrimas naufragaste?
Si no vuelves mis palabras se van a quedar mudas, frías, distantes, incapaces de robarle un suspiro a alguien.
¿A quién le estarás regalando mis frases? ¿Quién juega con mis duendes? ¿Quién sueña con mi magia?
Inspiración si te encuentras perdida no dejes de buscarme, yo estaré puntual con mi hoja en blanco arrugada por la ansiedad, y mis manos temblorosas, no tardes en llegar y entra sin golpear, que hay urgencia de palabras, y emociones que expresar.

Un año de estrellas fugaces


Un día cómo hoy pero ya hace un año atrás, decidí compartir lo que escribo con las personas que se tomaran algunos valiosos minutos de su tiempo para leer mis locuras.
Mi blog nació gracias al apoyo e impulso de mi amiga
Martu, ella pensó que mis pequeñas composiciones no debían quedarse guardadas en mi mesita de luz, que ya era tiempo de dejarlas volar para que llegaran muy lejos.
Recuerdo que mi primer post hablaba de un comienzo, aquellas tímidas palabras me fueron dando confianza y ganas para intentar crear y superarme todos los días.
Tener un blog no es tarea fácil, a veces las palabras no salen, la inspiración se va de viaje sin avisar cuando regresa, una situación te refleja, usas el mejor disfraz para ocultarte pero los que te conocen saben que sos el protagonista de esa historia, y los que no te conocen interpretan un texto según su punto de vista.
En mi rincón azul pude soltar mi imaginación, regalar posts, expresar mi eterna admiración por Soraya, intenté rescatar a la ternura, disfrutar de la nostalgia, escribir sobre suspiros, de los amigos de verdad, hablar de sueños y de ese que me dio la vida. En mi lugar encantado reina la paz, el amor de verdad existe y todo puede ser posible, Valentino y Alfonsina son la mejor prueba de eso.
Debo confesar que por mi cabeza pasó la idea de darle unas largas vacaciones al blog, y había elegido esta fecha para hacerlo, pero creo que aún tengo mucho que escribir aunque mi inspiración siga reposando, todavía hay historias que inventar, sentimientos que expresar, locuras que compartir, y muchas estrellas fugaces por caer.
A todos ustedes gracias por el tiempo que me regalan al pasar por mi lugar encantado, espero que en cada visita hayan encontrado la calidez que intenté dejar en cada palabra.

Una noche en Peumayén

Pasaron 3 años desde la primera y última vez que te vi, quinientos kilómetros me separaban de tu presencia, pero no importaba la distancia, el simple hecho de saber que ibas a estar ahí para mí valía la pena tantas horas de viaje.
La noche era perfecta: cielo estrellado, el viento fresco helaba las manos, y la calidez de tus canciones el abrigo para el corazón.
Apareciste con un sobretodo negro, un sombrero que ocultaba tu mirada, una maleta donde no había más equipaje que sueños, musas, y mucho talento.
Venías a compartir con nosotros tu Peumayén, a invitarnos a ser por un ratito habitantes de un lugar donde todo es posible. Las ilusiones se encuentran a la vuelta de la esquina. Escuchar al silencio que te susurra versos, y las palabras más calladas esperan ser descubiertas. Perderte en sus calles y aparecer en la luna. Pedir prestado un sueño y devolverlo hecho realidad. Dejar una pena y llevarte dos sonrisas. Olvidarte del reloj para marcar el tiempo con los latidos del corazón.
Que sabias fueron tus primeras palabras…“pero sucede también, que sin saber como ni cuando, algo te eriza la piel y te rescata del naufragio”…estoy segura que muchos de nosotros fuimos rescatados con el simple hecho de verte y escucharte. Además de la piel también erizaste mi alma con la suave caricia de tu voz, y a puro suspiros logré expresar lo que con palabras era muy difícil.
Acudí a tu cita sabiendo que me ibas a dejar vulnerable, era imposible ser indiferente a tus historias, esas que te hacen saber que se puede cambiar un final para hallar un comienzo.
En Peumayén encontré viejos recuerdos. Sentimientos que había olvidado. Una canción que era mía pero yo no supe escribirla. Abrazos que no se pueden dar, caricias que son ajenas. Amores tan posibles que parecen imposibles alcanzarlos. Escuché versos que dejaría sin argumentos al mismo Neruda. También comprendí que no está perdido aquello que no fue, y eso que es tan tuyo a veces no te pertenece. La nostalgia se sentía cómoda en el piano, pero al escucharla y verla reposar en tu guitarra me di cuenta que hay cosas maravillosas a pesar de las penas. La felicidad puede ser más fugaz que una estrella, y más eterna que el mismo universo.
Mi tiempo en Peumayén duró casi tres horas y media, pero fue suficiente para saber que aún sigo enamorada de las cosas simples y cotidianas, que ver el sol caer es algo de todos los días pero ningún atardecer es igual a otro, que nunca voy a estar sola si alguien me recuerda, que la vida es maravillosa aunque a veces se empañe el cristal con el que se la mira, que los imposibles existen si te rindes, que la ternura es la mejor medicina, que las palabras pueden cambiar al mundo, que siempre se puede volver a empezar aunque tus ojos te limiten al mostrarte los obstáculos, que hay motivos para sonreír aunque a tus labios los roce una lágrima; que cada vez odio más las despedidas, pero tarde o temprano el tiempo marcará un nuevo encuentro.

Gracias Ismael por el viaje, y por tu lugar soñado, ahí donde siempre voy a querer regresar.

11 de marzo de 1969


A los valores le hacen falta tus buenas intención.
A los débiles de espíritu tu ejemplo.
A los que no saben que hacer con la vida tu lucha.
Al mundo un ángel terrenal.
A la música tus canciones.
Al aire tus susurros.
A la playa tus pies descalzos.
A las notas las suaves caricias de tu guitarra.
Al arte tu talento.
A la transparencia tu mirada.
A la dulzura tu voz.
Al silencio tu paz.
A lo imposible tu fe.
A la ternura tu sonrisa.
A los sentimientos más nobles tu corazón
Y a los que te admiramos, quremos profunda e incondicionalmente, nos hace tanta falta tu ser.

Soraya: donde quiera que estés, seguro muy cerca de Dios...
¡Feliz cumpleaños!!!

¿Qué será de tu guitarra sin tus manos?

-Soraya-
"Lejos de aquí"
Álbum: Torre de marfil



Es algo en el aire,
algo que me persigue,
algo que me llena de recuerdos del ayer.
Ya lo debo saber,
ya lo debo comprender,
cuando se presenta
no hay mas que pueda hacer.
Me lleva lejos de aquí,
donde yo estuve una vez,
donde yo nunca jamás
pensé que iba volver.
Cuando veo esa niña,
cuando veo su mirar,
aunque el esfuerzo es grande
es imposible olvidar.
Lucho con su imagen,
su recuerdo y su pasado,
lucho con el sentimiento de
ver que me la han robado.
Me lleva lejos de aquí,
donde yo estuve una vez,
donde yo nunca jamás
pensé que iba volver.
Y si me voy de aquí
no tarda en encontrarme,
me amenaza y dice: nunca vas a matarme.
Y le pregunto cuandoy como la perdí,
le pregunto si algún día yo seré lo que fui.
Me lleva lejos de aquí,donde yo estuve una vez,
donde yo nunca jamás pensé que iba volver.

Duerme...


Duerme...ahora todo es posible, nada tiene límites. Tus ojos se han cerrado y se ha abierto un mundo fascinante.
Duerme...la luna salió tan hermosa e inalcanzable como siempre, pero ahora está al alcance de tu mano, el sol se escondió una vez más, su timidez no le permite enamorarla, pero cada nuevo intento lo impulsa aunque al atardecer se repita la misma historia.
Duerme...tómate tu tiempo, en éste momento afuera todo se sigue partiendo en dos, ahí donde te has ido reina la paz, no suenan disparos de cañones, y los hombres se abrazan como hermanos.
Duerme...seguro te encontrarás con aquel centauro que tanto se parecía a un fauno, de sentimientos tan nobles, que quería volar para conocer nuevos horizontes.
Duerme...la botella que aún no lanzas al mar ya encontró un lugar donde encallar, y el mensaje le regaló una ilusión a esa niña que ya no tenía motivos para suspirar.
Duerme...el cofre con miles de cartas que aún no escribes ni entierras, ya está en manos de un ladrón de historias, no lo puedo ver pero imagino que se sentirá un hombre millonario porque en esas hojas halló mucho talento.
Duerme...ya es tiempo de cortarle el hilo a la cometa para que vuele lejos y se quede amarrada eternamente al arco iris.
Duerme...disfruta de la música de aquel ángel que en vez de alas tenía una guitarra, y sus ojos reflejaban una mirada inexplicable.
Duerme...hasta los fantasmas los verás diferentes, los de tus sueños no asustan, es mas estoy segura que viven en un museo y tienen aspecto elegante, casi como de gran señores, y de todas las épocas.
Duerme...seguramente ese tren que viaja en el tiempo te llevará de pasajero, no llegarás a ninguna estación pero vivirás grandes momentos.
Duerme...tu niñez es eterna, y si te haces grande no notarás la diferencia, tus héroes serán únicos y volarán de otra manera.
Duerme…prometo no hacer ruido aunque me muera de ganas porque me tomes de la mano y me lleves a compartir esos paisajes exclusivos.
Duerme…ese ser tan especial que no sabemos si existe de verdad pero responde al nombre de Santino, él está al pie de tu cama atento por si aparece alguna pesadilla.
Duerme…los duendes te esperan detrás de la montaña, juega hasta que agotes la imaginación, no pidas permiso, allí eres dueño de lo que acá no existe.
Duerme…las agujas del reloj se detienen y el tiempo lo marca tu respiración, tal vez Peter Pan te de la llave y llegues a la puerta de nunca jamás.
Duerme…no te preocupes por nada ahora, ya habrá tiempo para las angustias, las lágrimas, los raspones en las rodillas y el alma.
Duerme...yo aquí estaré para cuando despiertes, e intentaré cambiarte el mundo por un ratito, hacer que lo mágico y lo real sean uno mismo, así como un eclipse, que te encuentres con un regalo y un motivo, para entender que se puede seguir soñando aún con los ojos abiertos.

Momentos...

Batallas perdidas.
Nostalgias inesperadas.
Palabras guardadas.
Silencios que pasan desapercibidos.

Recuerdos que valen la pena.
Momentos sublimes.
Risas compartidas.
Llantos solitarios.

Encuentros que no sucedieron.
Desencuentros que marcaron tu vida.
Puertas que se cierran.
Sueños que se abren.

Historias que terminan.
Capítulos que se inician.
Penas que no merecías.
Regalos que no esperabas.

Golpes que enseñaron.
Errores que por ser cometidos sirvieron de ejemplo.
Deudas que aún no fueron pagadas.
Recompensas tardías.

Sentimientos incompletos.
Felicidad a medias.
Atardeceres que nunca llegaron.
Amaneceres fríos.

Canciones que son banda sonora.
Letras robadas para ser regaladas.
Cuentos con finales inciertos.
Versos que te dejan sin aliento.

Lugares con trozos de tu historia.
Ventanales para contemplarlos y extrañar.
Cambios de estaciones que renuevan suspiros.
Noches de desvelo junto al fuego.

Aprender a dar.
Querer recibir.
Conocer la impaciencia que provoca una espera.
Morirte de los nervios y la alegría cuando te dan ese abrazo.

Partirte en dos cuando el tiempo marca una despedida.
Volver a estar completo cuando llega ese día.
Reconocer una huella.
Perderte en el camino por no esperar al destino.

Sufrir por eso tan simple que te negaron.
Rebelarte por lo injusto.
Volar con las alas rotas.
Llegar primero a la meta y no sentirte ganador.

Cartas que nunca enviste.
Un te quiero que callaste.
El perdón que no pediste.
El escalón que no subiste.

Discusiones con finales felices.
Verdades que lastiman.
Mentiras que disfrazan lo inevitable.
Valores que rescatan lo perdido.

Un toque de imaginación.
Un alto en la rutina para no aburrirte.
Sonreírte sin motivos.
Andar sin formalidades.

Caminar descalzo.
Ir a la luna con una serenata.
Mariposas en la panza con sólo una mirada.
La última llamada del día para sentir que alguien te cuida.

Amores de tu vida.
Hermanos de sangre y del alma.
Seres impresionantes, la fortuna de haberlos conocidos, y que aún sigan a tu lado.
Ausentes esperando llegar a tiempo a la fiesta de un encuentro.

Si al igual que tus jeans tiene algún remiendo es porque la estás usando, la vida es para gastarla, no para ahorrarla ni quedarte con el cambio.

Ella


Ella sabe poco de lo mucho que le han dado los años, pero la vida le enseñó justo cuando estaba empezando a leer a conocer el dolor, y en el abecedario encontró las letras necesarias para escribir en su interior una pregunta: ¿Por qué?
Ella es un adulto pero aún cree en los reyes magos, por eso cada seis de enero deja el mismo zapato izquierdo, no vaya a ser que vengan a dejarle un sueño y piensen que no lo esperaba.
Ella no cree en el príncipe azul, por lo mismo no lo echa de menos, pero sólo basta verla caminar con las rimas de Bécquer entre sus brazos para saber que eso no es verdad.
Ella quiere escribir y no tiene talento, pero de vez en cuando deja su ventana abierta, el viento siempre tiene algo que decir, y los suspiros sin dueños llegan buscando un lugar, y su guitarra el sitio perfecto, la ayudan a no desafinar.
Ella ya no reza, cada vez que hablar con Dios termina discutiendo, él la intenta convencer de que siempre está presente, ella lo acusa de ser un simple espectador, que sus presencias son desiguales y selectivas, pero siempre llegan a un acuerdo, y una tregua es la mejor decisión.
Ella no busca nada, piensa que las cosas especiales llegan sin que las esperes, te sacuden por dentro y no te puedes negar a vivirlas porque te dejan sin argumentos.
Ella camina bajo la lluvia, y a pesar de los estornudos se queda a esperar el arco iris.
Ella siempre lleva a mano un suspiro por si se le ocurre extrañar, una sonrisa para regalar, y una nota por si llega la letra de una canción.
Ella no necesita mucho, ni pide nada, sólo que alguien se de cuenta de “eso” y poder compartirlo.
Ella le cambia de vez en cuando un color a su boceto de felicidad, tal vez para nunca dejar de buscar, y nunca terminar esa obra.
Ella tiene una eterna batalla con sus defectos, a veces sale vencedora, pero otras veces saca la bandera blanca.
Ella nunca termina de empezar, cada nuevo amanecer puede ser un desafío y el día que si pueda llegar puntual.
Ella es muy transparente, pero es muy difícil ver que hay detrás del cristal, a veces lo empaña el llanto, dos nostalgias y una pena.
Ella es más fuerte de lo que piensa, y más frágil de lo que parece.
Ella prefiere guardar las palabras, el silencio y una mirada son suficientes para expresar lo que lleva el alma.
Ella está muy segura de las cosas, pero en el fondo desea que la vida le diga: ¡ves estabas equivocada!
Ella es una chica especial aunque nunca lo reconozca, ojalá nada ni nadie le robe la luz que lleva en su interior, esa que brilla más aún cuando abre sus ojos.
Ella no sabe que yo sé tanto de ella, pero es mejor así, que siga pensando que nadie se ha dado cuenta de lo que refleja. Tranquila niña yo no voy a decir que tan complejo o simple puede ser llegar conocerte, ni le voy a enseñar a nadie como verte, esa tarea se la dejo al que quiera detenerse, al que amarre las agujas del reloj para regalarte algo de su tiempo.

Un día muy especial



Intentar superar el regalo de cumpleaños que me hiciste el otro día es imposible, y encontrar las palabras adecuadas para decir todo lo que sos y homenajearte en tu día no es tarea sencilla. Pero si pienso por un instante en el cariño que te tengo, en todo lo que le has aportado a mi vida las palabras saldrán solas, y lo que encontrarás en éste espacio azul será un sencillo regalo del corazón.

Podría hablar hora y horas de la calidad de persona que sos, pero corro el riesgo de que alguien sabiendo que en el mundo existe una amiga así quiera venir a secuestrarte, pero aún así es justo que yo exprese lo que encontré por saber mirar.

Martha (Martu le digo sólo yo de cariño y tengo los derechos de autor) es una chica sencilla que va por la vida sin buscar grandes cosas, pero esas pequeñas cosas hacen grandes sus sueños y la impulsan todos los días a ir por ellos.
Nació bajo los encantos de un pececito, la verdad no concibo la idea de que fuera de otro signo, ser pisciana conforma parte de su esencia.
No te dice todo lo que piensa, no por falta de valentía sino por no herirte, muchas veces guarda silencio por pensar en los demás. Tampoco te cuenta lo que lleva piel adentro, llegar a su interior no es nada fácil, pero es una aventura maravillosa porque al final del recorrido te vas a encontrar con un tesoro.
Su humildad le impide reconocer su talento, pero yo tengo un gran aliado: el tiempo, el me dará la razón, cuando llegue el momento ella se quedará sin argumentos y tendrá que aceptar su potencial como escritora, y algo más: su valor como persona.
Su forma tan callada de ser le permite observar de otra manera lo que pasa a su alrededor, por eso algo tan simple puede terminar en un cuento.
El mundo terrenal le corta las alas, por eso se inventa su propio lugar para poder volar lejos sin despegarse del suelo, la imaginación es su mejor aliada, y sus manos el instrumento perfecto al momento de llenar una hoja en blanco.
La timidez le queda genial, y el color rojo en sus mejillas deja al descubierto la pena que le da al recibir un halago.
No cree todo lo que es, minimiza todo lo que te da, es que ella no se da cuenta lo que inspira y los detalles maravilloso que es capaz de regalar.
Tiene apariencia de persona seria, pero yo he sido testigo y lo soy de que se divierte de una forma tan sana casi como niño, ella dice que eso es mi culpa pero lo lleva dentro, nada más necesita que alguien la invite a jugar, así como lo hice yo.
Muchas veces se muere de miedo, pero cuando el temor aparece y se intenta alejar, es cuando menos sola quiere estar.
Ama la ternura, los detalles sencillos, las letras, el cine, la fotografía, la música, todo es parte de la gran sensibilidad que posee, y en esas cosas encuentra el alimento para llegar a la creación.
Es muy difícil hallar seres así, la misma locura en la que vivimos impide aprender a mirar para poder encontrar, pero un día yo me detuve y quise ver lo que había más allá, a saber escuchar los silencios, a interpretar las palabras que escondían algo mas, es que las mejores personas no piden nada, y a cambio de todo lo que dan sólo quieren que alguien vea y entienda lo que realmente necesitan. Martu es así y a mí me mostró el camino para llegar a su corazón.
Ella dice que yo llegué a su vida para salvarla de la tristeza, pero yo opino que en ese cruce de caminos aunque no lo parezca la rescatada fui yo.

Martu: gracias por creer en mí más que yo misma. Gracias por la confianza depositada para dejarme escribir aquella canción. Gracias por ayudarme a sacar todo lo que llevo guardado hace años. Gracias por restarle horas a tu tiempo para regalármelo y ayudarme a curar eso que duele. Gracias por tu fe e intentar que me reconcilie con Dios. Gracias por estar ahí cuando el payaso que llevo dentro se apaga. Gracias por colgarte de mis locuras. Gracias por querer participar de las cosas que sueño. Gracias por ser tan buena persona y por tus valores, con eso siento que el mundo aún está a salvo.


¡Gracias por tu amistad, por ser y estar!!!


Después del trato que hicimos, aquel donde nos comprometimos a no mandarnos ningún regalo por paquetería, porque era mejor usar ese dinero para otra cosa -como ahorrarlo para poder hacer un viaje- por respetar mi palabra me quedé con ganas de regalarte el cd de Amaia Montero, ese que tanto te gustó.
Pero hoy la tecnología es mi cómplice, y gracias a ella puedo dejarte el video de la canción que más te gusta del disco.


¡Feliz cumpleaños amiguis!!!
¡Te adoro!!!








-Quiero ser-
Amaia Montero
Álbum: Amaia Montero

Quiero ser, una palabra serena y clara.
Quiero ser, un alma libre, de madrugada.
Quiero ser una emigrante, de tu boca delirante,
de deseos que una noche convertiste en mi dolor.

Quiero creer, quiero saber, que dormiré a la verita tuya.
Quiero esconderme del miedo y mirar de una vez
los ojos que tiene la luna.
Quiero cantar a la libertad,
y caminar cerca del mar, amarradita siempre a tu cintura,
que esta locura de amarte no puede acabar
por mucho que te entren las dudas de
si eres tú el que me hace tan feliz.

Quiero ser, la que te jure amor eterno.
Quiero ser, una parada en la estación que lleva tu nombre.

Quiero ser el verbo puedo,
quiero andarme sin rodeos, confesarte que una tarde empecé a morir por ti.

Quiero creer, quiero saber, que dormiré a la verita tuya.
Quiero esconderme del miedo y mirar de una vez
los ojos que tiene la luna.

Quiero cantar a la libertad,
y caminar cerca del mar, amarradita siempre a tu cintura
que esta locura de amarte no puede acabar
por mucho que te entren las dudas
de si eres tú el que me hace tan feliz.