Ella sabe poco de lo mucho que le han dado los años, pero la vida le enseñó justo cuando estaba empezando a leer a conocer el dolor, y en el abecedario encontró las letras necesarias para escribir en su interior una pregunta: ¿Por qué?
Ella es un adulto pero aún cree en los reyes magos, por eso cada seis de enero deja el mismo zapato izquierdo, no vaya a ser que vengan a dejarle un sueño y piensen que no lo esperaba.
Ella no cree en el príncipe azul, por lo mismo no lo echa de menos, pero sólo basta verla caminar con las rimas de Bécquer entre sus brazos para saber que eso no es verdad.
Ella quiere escribir y no tiene talento, pero de vez en cuando deja su ventana abierta, el viento siempre tiene algo que decir, y los suspiros sin dueños llegan buscando un lugar, y su guitarra el sitio perfecto, la ayudan a no desafinar.
Ella ya no reza, cada vez que hablar con Dios termina discutiendo, él la intenta convencer de que siempre está presente, ella lo acusa de ser un simple espectador, que sus presencias son desiguales y selectivas, pero siempre llegan a un acuerdo, y una tregua es la mejor decisión.
Ella no busca nada, piensa que las cosas especiales llegan sin que las esperes, te sacuden por dentro y no te puedes negar a vivirlas porque te dejan sin argumentos.
Ella camina bajo la lluvia, y a pesar de los estornudos se queda a esperar el arco iris.
Ella siempre lleva a mano un suspiro por si se le ocurre extrañar, una sonrisa para regalar, y una nota por si llega la letra de una canción.
Ella no necesita mucho, ni pide nada, sólo que alguien se de cuenta de “eso” y poder compartirlo.
Ella le cambia de vez en cuando un color a su boceto de felicidad, tal vez para nunca dejar de buscar, y nunca terminar esa obra.
Ella tiene una eterna batalla con sus defectos, a veces sale vencedora, pero otras veces saca la bandera blanca.
Ella nunca termina de empezar, cada nuevo amanecer puede ser un desafío y el día que si pueda llegar puntual.
Ella es muy transparente, pero es muy difícil ver que hay detrás del cristal, a veces lo empaña el llanto, dos nostalgias y una pena.
Ella es más fuerte de lo que piensa, y más frágil de lo que parece.
Ella prefiere guardar las palabras, el silencio y una mirada son suficientes para expresar lo que lleva el alma.
Ella está muy segura de las cosas, pero en el fondo desea que la vida le diga: ¡ves estabas equivocada!
Ella es una chica especial aunque nunca lo reconozca, ojalá nada ni nadie le robe la luz que lleva en su interior, esa que brilla más aún cuando abre sus ojos.
Ella no sabe que yo sé tanto de ella, pero es mejor así, que siga pensando que nadie se ha dado cuenta de lo que refleja. Tranquila niña yo no voy a decir que tan complejo o simple puede ser llegar conocerte, ni le voy a enseñar a nadie como verte, esa tarea se la dejo al que quiera detenerse, al que amarre las agujas del reloj para regalarte algo de su tiempo.