Hoy la luna se cansó de la tristeza de las serenatas, los suspiros cargados de dramas y vacíos de verdaderos sentimientos, las estrellas hicieron lo mismo, hoy ninguna se fugará para que alguien pida un deseo egoísta, y le quite la posibilidad a una mirada tan profunda de reflejar el brillo honesto de un ser que necesita recibir algo tan simple como inmenso. Se ocultaron y dejaron que las gotas acariciaran rostros solitarios, y le dieron a unos pasos la posibilidad que unos pies se divirtieran y naufragaran en un charco.
A mi ventana llegaron notas de lluvia y las dejé entrar para que fueran a dar a una guitarra con urgencia de motivos, para que unas manos temblorosas y frías sean capaces de amarrar lo que la vida les ha querido regalar, y tiene que ver con eso de intentar crear.
Mi corazón se emociona y se acelera, los latidos marcan el ritmo a pesar de ser torpes y desafinados, aún así no dejan de impulsarme. Con las alas mojadas levanto vuelo para atrapar musas, ellas son más libres que el viento, pero siempre están ahí para mí cuando la inspiración cree que es mejor mudarse de planeta, yo no la juzgo, la entiendo y la espero.
Mi Peter Pan se niega a dormir, y con la excusa de un desvelo y el miedo a un trueno, se refugia, se enreda entre cuerdas y canta: yo no quiero vivir para siempre, sólo ser un niño eterno.
Las notas de lluvia traen recuerdos cómplices y entre MI-FA#-SI se me escapa una sonrisa al saber que nunca voy a estar sola. Si pienso en él desembalo el alma, si vuelvo al puerto quiero detener el tiempo, si el espejo me muestra el futro le esquivo la mirada, es que no quiero ver más allá que el día a día, y perder una gran sorpresa.
Hoy caen notas del cielo, si me dejo llevar por la nostalgia seguro escribo una balada de esas que tanto me gustan, con frases sencillas y sin más ropa de la que le puede brindar una guitarra, si el viento desde la ventana logra despeinarme y encenderme la sangre, seguro termino aquel viejo y adolescente rock and roll que nunca me gustó.