Fotos: Vanessa R.

A mi tierra ha llegado la ceniza del volcán que ruge en Chile, a pesar de estar lejos el viento se ha encargado en pocas horas de cambiarle el color al cielo. Salís a la calle y se respira distinto, algo se te mete dentro y no es buena la sensación que deja, junto con la brisa, las nubes se ha mezclado la ceniza, y me dan ganas de gritarle para reclamarle al viento porque nunca trajo:

Canciones.

Serenatas.

Sonrisas.

Declaraciones.

Sonidos.

Otros colores.

La necesidad y sensación de un abrazo a distancia.

El salpicar de las olas.

Aleteos de otros pájaros.

El arte de aquellos que viven en el anonimato.

La esperanza de otros para hacer más fuerte la nuestra.

La nostalgia de ellos para regresarles suspiros.

Amor sin pasaportes ni fronteras.

Notas de canciones que aún no suenan.

La presencia de un ser que marcó su gran huella en esa tierra.

Rumores de algo hermoso.

Susurros de que todo puede cambiar.

Un secreto dejando al descubierto lo que llegará.

Todo pasará para volver a empezar.

Brios de algo mejor, para querer ser mejor.

Hoy le pregunté al viento sobre algunas cosas, y sólo me respondió con cenizas.