Guárdame sonrisas, por si se me escapan las alegrías.
Enciéndeme tu mirada, por si se me apaga la fe.
Muéstrame las líneas de tu mano, por si olvido el camino de regreso a casa.
Ábreme tus brazos, por si mis lágrimas necesitan encallar.
Dibújame una ventana, por si se me cierran las puertas.
Constrúyeme un castillo, por si me invitan a sentirme una princesa.
Llévame a una montaña, por si la niebla decide ser puntual, así puedo confundir el suelo con el cielo.
Préstame un proyecto, por si el destino da vuelta el tablero y me gana lo que aposté.
Espérame junto a la hoguera, por si empiezo a necesitar, extrañar, y suspirar.
Regálame tu paciencia, por si mi egoísmo decide averiguar lo que significa dar.
Háblame, por si un impulso tapa mis oídos y no quiera escuchar.
Amárrame al cordón de tus zapatos, por si pierdo el significado de la libertad.
Suéltame para enseñarme, por si confundo lo que significa amar de verdad.
Júntame las manos con la de un niño, por si un día intuyes que estoy dejando de creer, y mis ganas de nunca terminar de empezar estén llegando a su final.