Foto: Vanessa R.

Utopía desde que supe de tu intangible existencia comencé a soñar, aunque ellos me dijeran que no eras buena consejera yo te veía como una estrella, algo tan lejano pero con tan sólo levantar un dedo podías tener al alcance de la mano.
Utopía me enseñaste a querer encontrar, inclusive mucho antes de saber que era lo que quería buscar.
Utopía en esta noche de lluvia no me cierres los ojos, a veces los sueños suelen ser peligrosos, porque ahí todas las cosas son posibles, y yo quiero que siempre seas tal cual te conocí.
Utopía no permitas que el viento me cuente lo que hay detrás de aquella leyenda, la de como los reyes magos bajaron por la chimenea para traerme lo que les pedí cuando escribí mi primer carta, tampoco como hicieron para entender la letra y perdonar las faltas de ortografía.
Utopía ¿Es verdad que a veces te pareces al amor? Yo creo que a esa interrogante la puede responder mi corazón, todavía recuerda los maravillosos momentos en donde se aceleró.
Utopía nunca me muestres la línea que separa la realidad de la fantasía, porque mis palabras encontrarán límites, y así perderán el sentido mis ganas de escribir.
Utopía si un día me invitan a tu cita por favor no seas puntual, déjame plantada, posterga y si puedes para siempre esa visita.
Utopía nunca abandones el lugar donde vives, a tres metros del infinito está tu casa, no emprendas ese viaje, porque al sentirte real y posible todo se volvería aburridamente fácil.