Fotos: Vanessa R.

Cuando faltan motivos siempre aparece la aliada de mis nostalgias, y mis mudos momentos: la lluvia.
Ella hace que el gris convierta en colores vivos mi hoja en blanco.
Ella se desliza por el ventanal, sabiendo que alguien va a jugar y soñar con sus gotitas.
Ella te eriza la piel, provocando la búsqueda del abrigo en un abrazo.
Ella logra la magia de que navegues por el cielo, al poner los pies en un charco.
Ella trae el pasado al presente, y a pesar de los suspiros se puede visualizar al futuro como el arco iris.
Ella te puede invitar a caminar, y si traes tus cinco lágrimas, te las puede cambiar por veinte caricias en la cara.
Ella puede que te arruine un evento, pero a cambio te regale la fiesta de su vital existencia, y puede que también una cena romántica, con la banda sonora de su música en el techo.
Ella quizás te empape la ropa, y por un ratito lave los raspones de tu alma.
Ella ha sido musa de grandes poetas, inmortalizando en alguna obra los instantes de su anónima presencia.
Ella a veces siente pena por el cielo, porque viene de ahí para aterrizar en el suelo, y no puede viajar a la inversa para besar a las nubes.
Ella, siempre es ella sin pedir nada a cambio, y llenando de vida todo, hasta el ser más pequeño.
Ella es la protagonista en estas palabras, y la culpable de que estés leyendo este texto.