Foto: Vanessa R.


Sin prisa abro los ojos, con pausa respiro profundo relajando mis cinco sentidos, para que luego hagan de lo que encuentren una fiesta.
Los primeros pasos de la mañana, algo desorientados van dejando huella en todos lados, sin saber donde está el norte, aparece el sur algo preocupado ante semejante torpeza. No es mi culpa, son los cordones de mis zapatillas que en un atento descuido no han sido atados; entre tropiezos, vaivenes, giros, han decidido salirse del rutinario camino para tomar un atajo sin dirección ni destino.

Con los cordones desatados puede que me caiga más de una vez, pero limpiando mis rodillas me reiré a carcajadas, tal vez alguien escuche y haga eco devolviéndome su sonrisa.
Con los cordones desatados puedo amarrar trocitos de instantes, notas para una guitarra olvidada, musas para un tintero con urgencias de plumas, y nubes para fabricar mi pedacito de cielo.
Con los cordones desatados es más divertido subir por las escaleras, sería como la misma vida, transitarla con obstáculos, pero así todo se ve distinto, sólo así vale la pena.
Con los cordones desatados puedo colgarme del arco iris, y bajar con el alma empapada en colores.
Con los cordones desatados puedo izar velas, también naufragar en remolinos, y entre cantos de sirenas y mensajes en botellas escribir mi historia más bella.
Con los cordones desatados puedo armar los renglones de una partitura en el aire, puede que alguna golondrina me ayude a terminar la canción que no tiene final.
Con los cordones desatados puedo imaginar a la guitarra con las cuerdas rotas completa, y de las manos que las tocan haciendo del paraíso una fiesta.
Con los cordones desatados mis pies pálidos y fríos podrán caminar desnudos, y al estremecerse reconocer el cálido camino a casa.
Con los cordones desatados puedo jugar con un niño a la pelota, y perder la partida disfrutando la derrota.
Con los cordones desatados no importa el tiempo, yo llevo mi propio ritmo atado al lado izquierdo de mi pecho.
Con los cordones desatados va mi andar al lado de mi mejor amigo, a él no le importan las apariencias, sólo caminar conmigo.
Con los cordones desatados atrapo mariposas, no me importa hacer un pacto, no me importa que sea un día, si ese día es el mejor de mi vida.
Con los cordones desatados puedo prestarle el hilo a una cometa, sin pedirle nada a cambio, sólo que le acaricie las alas a mi ángel.
Con los cordones desatados y unos jeans gastados, no necesita nada más la maleta, sólo emprender el viaje.
Con los cordones desatados puedo tejer ilusiones en la noche, y despertarme con un sueño debajo de la almohada.
Con los cordones desatados no voy a cambiar la realidad, pero puedo imaginarla diferente al caminar dando tumbos.
Con los cordones desatados puedo confundir a los reyes magos, y en vez de dejarme lo que pida, me regalen lo que necesito.
Con los cordones desatados hasta me puedo enamorar, en vez de atarlos en mi zapatillas, puedo anclarlos en orilla de alguien más.