Elizabeth

Cuando las cosas son bautizadas por sus propietarios adquieren otro significado, hay algo más detrás de un simple nombre. Hay una historia, un recuerdo, un pasado, algo de herencia, el sentido de permanecer y pertenecer. Así me pasó con Elizabeth, tiene nombre de reina pero es una increíble plebeya y más hermosa que un castillo.
Los árboles como una gran obra de arte en colores pintaban las ventanas. El canto de las aves me transportó a viejos sonidos, me susurraron la voz de mi padre. El día gris no impidió que estuviera el calor del sol, las primeras gotitas de lluvia jugaron con mi inspiración a su antojo, y yo sólo dejé que mi alma con su pluma inmortalizaran un momento.
Bajo ese marco se encontraba Elizabeth, algo tímida, escondida entre la naturaleza, yo creo que permanecía ahí porque su falta de ego no le permitía admitir tanta belleza aún sabiéndose hermosa. Entonces empecé a imaginar y hasta preguntar en silencio: ¿Cuántas personas han estado aquí? ¿Sabrán de su existencia? ¿Y de su magia? Tal vez están las huellas de unos pasos que sólo entraron buscando algo de paz, soledad, o consuelo. Los que  llegaron a dejar una pena, o encontrar una hermosa noche de desvelo.
El calor del fuego junto con el reflejo de una luna nueva, el abrigo de un refugio, soltar suspiros disfrazados de declaración, perderse en sus calles de tierra para llegar al cielo, buscar entre el silencio alguna respuesta que tal vez estaba en una mirada, lágrimas cayendo al igual que la lluvia, sonrisas sin motivos y necesidad de un porque.
Yo no sé si mis interrogantes tendrán respuestas, y si mi imaginación fue un momento de elevación, y la realidad es otra cosa, en definitiva no puedo saber lo que guardan esas paredes, pero estoy segura que bajo el techo de Elizabeth y sobre su piso de nubes alguien habló de amor.

Rosana y Uruguay juntos otra vez



Inicio del concierto con la presentación de su último disco: Buenos días mundo!!!




Una vez más se volvía a repetir la historia. Los mismos kilómetros, el mismo paisaje, el mismo escenario, y la misma chica que con tan poco equipaje sentía que se iba a dar la vuelta al mundo, y emprendía un viaje con destino a tu encuentro. Las emociones a la espera de un puñado de canciones ya conocidas pero con la certeza de saber que tu magia lo vuelve todo distinto,
Una noche más en Uruguay, el país donde la geografía no muestra la grandeza de su tierra. Ahí estabas de pie con el alma en cueros casi tocando el cielo, frente a un público tan fiel como ansioso, consciente de que iba perderse para reencontrarse en tu voz interpretando esa canción.
Con cada melodía fue pasando el tiempo, un tiempo implacable con los momentos hermosos porque todo acaba más rápido, los minutos se fueron sumando entre recuerdos, suspiros, susurros, lágrimas encallando en una sonrisa, ilusiones rotas remendadas con las cuerdas de tu guitarra, miradas tan fuertes y cómplices convertidas en un talismán me hicieron saber que no estaba sola, la fuerza de tus letras invitando a conservar la fe, las ganas de querer gritarle al mundo y darle los buenos días, caricias al alma, corazones con latidos de repuesto, destellos de luz saliendo en cada parpadeo, abrazos en presencia y a distancia, personas que a través de un llamado también estuvieron, sueños que si se pudieron tocar y quedar guardados al cerrar las manos, poder volar con el cielo como límite, impulsos expresados por un solo grito: ¡gracias!
Lo bueno de la imaginación es que a veces la realidad la supera, y la sorpresa se vuelve una fiesta, haciendo que un instante dure para siempre.
16 años de mi vida resumidos en esa noche, la mitad de mi vida paseándose entre canciones, inspiradas y creadas por un artista y mejor ser, que marcó mi vida y le puso banda de sonido al camino, desde las lunas rotas y vueltas a llenar con un ¡buenos días mundo! Hasta entender literalmente y con fundamentos eso de: lo que duele no es irse, duele despedirse.


















 Canción: Llegaremos a tiempo, la compañera de mis tantas noches de desvelo.



Gracias Rosana por tanto, por todo, y por hacer de esa noche una de las más lindas de mi vida

Fotos y videos Vanessa R.

Hoy que no estás...



Hoy que no estás le pregunté al cielo ¿Por qué? Y las estrellas empezaron a regalarme destellos de luz, entonces comprendí que estabas ahí, y los que brillaban eran tus ojos con la complicidad de tu sonrisa.
Hoy que no estás es inevitable la contradicción, el llanto y la risa asoman en cada recuerdo, en cada canción.
Hoy que no estás en la tierra ya no se marcan tus huellas, pero las nubes se han convertido en la alfombra de tus pasos.
Hoy que no estás el otoño me pinta la nostalgia a su antojo, y las hojas bailan con el viento al ritmo de mis suspiros.
Hoy que no estás me encontré con alguien que necesitaba paz, le hablé de tu voz, y le regalé aquella…tu canción.
Hoy que no estás hay muchas gargantas amarradas por un nudo, y almas que vuelan juntas impulsadas por tu nombre.
Hoy que no estás los instrumentos no quieren salir de su letargo, tal vez por miedo a otras caricias, a que no sean tus manos.
Hoy que no estás cuantas ventanas cerradas, cuantos balcones a oscuras, y cuantas lunas rotas sin serenatas.
Hoy que no estás los pimpollos del rosal no quieren abrir, el violín que los despertaba no ha vuelto a encenderle los pétalos con el susurro de sus notas.
Hoy que no estás tres duendes y sus musas me preguntaron por ti, les dije que te paseabas en cada color del arco iris.
Hoy que no estás el pasado duele, el presente añora, y el futuro tiene que ser memoria y herencia.
Hoy que no estás supongo que está permitida la tristeza, te prometo que mañana de la mano de tu espíritu vuelvo a sonreír.
Hoy que no estás mi condición de simple mortal no me deja hablar, sólo escribirte dos nostalgias y tres suspiros.
Hoy que no estás debo admitir que no te puedo soltar, no sé hacerlo, busco retenerte en una vieja guitarra, y un libro de cuerdas rotas con la obra más hermosa del mundo, la que escribiste desde el alma.
Hoy que no estás me gustaría pedirte perdón por mis días de rabia e indignación, por no poder ver las cosas desde tu perspectiva tan única, tan positiva, tan angelical.
Hoy que no estás algo duele y no sé bien que es, pero duele y mucho, hoy que no estás nada pasa y a la vez ocurre todo. Hoy simplemente no estás y no sé a quien reclamar, a quien preguntar, en donde refugiar esta pena, sólo puedo juntar mis manos entre tus canciones y una oración intentar rezar, y que esta melodía te roce las alas para contarte cuanto se te puede extrañar.