Que se agote de intentarlo, que se canse y pueda aceptarlo.
Que no encuentre mi viejo buzón, ni las líneas de mi mano.
Que no vaya al mar, que no rompa en olas, que no encuentre mis huellas en la arena imborrables y solas.
Que no vuelva, ya no vivo en mis trincheras, que lo lance dardos, ni balas perdidas que no rocen mis cicatrices que aún no sanan mis heridas.
Que lo alejen, no quiero pactos ni treguas, ya nos vimos a la cara, ya no quiero que su presencia siga tallando piedras en mi espalda.
Que saque lo ha instalado en mi habitación, la noche más oscura para robarme el menguante de la luna desnuda.
Que lo lleven lejos, en vuelo sin escala, que encalle en playas vacías y mudas...Que naufrague!
Que lo alejen, que se olvide de mi nombre, ya me he sentido demasiado viva en favor de su nombre. Yo no quiero nada y él me ha quitado todo. Yo aún lo intento todo aunque él con su brisa me amenace desde mi ventana.
Ya pagué deudas propias y ajenas, y aquellas que no merecía con elevados intereses. Ya es tiempo de que partas, que te vayas con el tirano, ese...Que lleva veneno en sus venas, clavos en su almohada, hierro en su alma, ecos de sus victimas que atraviesan su cabeza como las paredes de lo que una vez fueron sus victorias.