Tal vez a las alas de un ángel, para cuando
sea el momento desempolvarlos y con los remiendos devolvértelos.
Tal vez a un viejo baúl, ese que
guarda lo que nunca será tuyo, lo que siempre se te negó.
Tal vez al fondo de una botella,
y cruzando el océano otros los puedan hacer realidad.
Tal vez en el vuelo de una
golondrina, que al regresar del otro lado del mundo en una nueva primavera
también traiga una nueva ilusión.
Tal vez en una función, donde el actor interprete la
historia de tu vida, con un final parecido al que siempre quisiste.
Tal vez en una canción esté el consuelo, para entender que
aunque roto se puede seguir vivo.
Tal vez en la cara de un niño, desde esa pequeña altura todo
se ve más grande, y aunque fugaz todo puede ser posible.
Tal vez en el próximo tren, dicen que no pasa dos veces, o
quizás si, pero…¿Cómo saber para intentar llegar puntual?
Yo no sé a donde irán mis sueños rotos, tampoco a donde irán
los tuyos, pero si uno de estos días llegan a mi puerta, aunque no sea un
artista los llenaré de parches y los regreso al pie de tu ventana, para que
cuando amanezca tengas un motivo y yo un suspiro, por haber tenido aunque por
poco tiempo un sueño entre mis manos.
Cuando bajan las persianas al
caer el sol, suben las estrellas a jugar con tus deseos, la luna sólo es el
testigo silencioso de tus más frágiles y enormes sentimientos.
Cuando llega la noche el recuerdo
puede ser el más cruel de los fantasmas, atravesando tu pecho empujando
suspiros. También esos recuerdos pueden llegar en las alas de un ángel, que
viene a traerte el regalo de una mirada al cerrar los ojos, la brisa suave de
la respiración de quien duerme a tu lado, la certeza de que algo puede ser para
siempre, la duda de declarar amor a los gritos o por escrito, un desvelo
desembalando sueños para querer hacerlos realidad pero junto a alguien más, el
capricho de no querer dormir para que el amanecer no apague los latidos de un
corazón que te sabe posible, que te siente presente con matices de futuro.
Cuando bajan las persianas llega
la inspiración al balcón, tu musa duerme sin enterarse de lo que ocurre a su
alrededor, de la vida y las palabras que pueden reposar en unos párpados tan
inmóviles como sublimes. Nadie sabe que ahora unas manos, una pluma, una
guitarra y un par de hojas, danzan todas juntas intentando crear algo que esté
a la altura de un momento único
Cuando bajan las persianas se
asoma un mundo distinto, la nostalgia puede venir a buscarte, una canción
llegue para rescatarte, o la fantasía te invite a volar sin salir de ese lugar
encantado que también has creado para alguien más, y con la complicidad de lo
cotidiano logar que se quiera quedar, aunque le abras las ventanas de para en
par.
Cuando bajan las persianas puede
ser que todo sea distinto afuera, que el ruido y la gente intenten sacarte,
pero es imposible que puedan moverte si ya se han enredado tus raíces a las
alas de quien te da la más perfecta libertad, bajo ese techo con reflejos de
luna llena, y sobre un piso con trozos de cielo.
Cuando bajan las persianas
encierro mi pedacito de noche para ganarle segundos al tiempo, para que no se
apague la magia con el amanecer, todavía tengo mucho que decir y no quiero que
se vaya con el alba. El amor tiene que saber que por amor sienta que las
palabras no alcancen, que por amor el silencio no sea suficiente, aunque con
una mirada emocionada y encendida lo diga todo, quiero que el amor sepa que por
amor hoy escribo estas líneas, y aunque las persianas se hayan bajado es
inevitable que no se escapen con el viento palabras desde el alma amarradas
entre suspiros.
¿Ser tu amiga? Creo que si, seguro que si, porque el amor está por encima del egoísmo o intereses personales. Eso si...
No me pidas que no te extrañe.
No me pidas que no te necesite.
No me pidas que no te suspire.
No me pidas que no me duela.
No me pidas que no me llene de nostalgias hasta romper la luna llena.
No me pidas que no te recuerde una noche fría junto a la luz y el calor del fuego.
No me pidas que no te espere cada tarde al regresar a casa.
No me pidas que no repase nuestra historia cuando escuche aquella canción.
No me pidas que no regrese sobre mis pasos al lugar donde te conocí.
No me pidas que no te sueñe, si en mis mejores desvelos imaginé un para siempre.
No sé si esto responde a tu pregunta, pero si responde a mis sentimientos, y no sé si amistad es la palabra, pero si me tendrías a tu lado en cada una de tus urgencias, aunque yo me vuelva un ser mudo y partido al medio.