Fotos: Vanessa R.

Me voy, he decidido partir sin maletas, sin mudarme de casa, me alejo de un sentimiento que nunca logré inspirar a pesar de creer por muchos años que había plantado una semilla que nunca alcanzó a nacer, y convertirse en una maravillosa flor.
Me voy de una historia donde había muchas páginas en blanco, y cuando encontré los colores para pintarle un comienzo, y hasta un final parecido a la felicidad me cerraron la tapa del libro, y el cuento quedó incompleto, pero arranqué esas páginas para darle el boceto que se merece mi futuro, aunque sea incierto voy a dejar que alguien los matice con sus propio colores, pero que sean muy brillantes y verdaderos.
Me voy de unos brazos que por momentos se parecían a un refugio con promesas de hogar, de noches de lluvia, de miradas largas junto al fuego, y de silencios con declaraciones de amor más fuertes que un propio grito con su eco.

Me voy de unos labios que ya no se amoldaban a mis besos, ahora se los regalé al viento, para que le susurre a mi ausente que pronto deje de suspirar por mi ausencia.
Me voy de un pecho donde escuché a un corazón que latía por varios amores, menos por el mío.
Me voy de un alma rota y muda, a la cual intenté armar y componerle melodías para que cantara las mejores canciones conmigo.

Me voy de unas manos donde en cada línea en la que estaba dibujada mi existencia, y las huellas de mis pasos, desaparecieron como granos de arena.
Me voy y te dejo las cartas, esas que formaban parte de los tesoros que guardo, que ni el pirata más hábil hubiera podido robar, palabras de amor que leía una y mil veces, hasta que esas mismas palabras perdieron todo el sentimiento cuando las tiñó la pluma del desamor.



Me voy para no regresar a las hojas de un árbol que supo unir a dos seres, ese lugar ya no es para dos, aunque las estrellas seguirán viéndose hermosas y reflejando los rostros de otras dos personas, que tal vez en su camino exista un para siempre.
Me voy con lo puesto, porque todo lo que hoy me sobra no es mío, era de la persona que lo inspiraba y por ende no me corresponde quedármelo, decidí regalarle todo eso al sol, seguro el día que pierda la timidez logre enamorar a la luna.



Me voy con una pequeña sonrisa por tener la valentía de haberme lanzado sin red, y que el golpe nada más me haya dejado pequeños raspones en las rodillas y en el alma, pero nada que no se cure con tan sólo recordar el acto cobarde de quien me quitó la red en pleno salto.


Me voy pero no lo hago sola, ni con las manos vacías, en un lado llevo muy apretada la mano de Alfonsina, y en la otra la de Valentino, esos seres que tanto me han dado y aún no existen, pero van conmigo a todos lados, porque el día que alguien entienda lo que son, lo que significan, dejarán de ser los protagonistas de mis mejores cuentos, para convertirse en un milagroso y sublime acto de amor.


Rosana
-No sé Mañana-
Álbum: Lunas rotas