Cada día es igual, desde que nació las cosas le pasaron por al lado. Él siempre tuvo la esperanza de que algo por más breve que fuera afectara su vida de una forma especial, y ante la ausencia de momentos al igual que Quasimodo se dedicó a observar.
No vive en un campanario pero su ventanal le muestra un mundo al cual no pertenece. Entre nostalgias y talento plasma en un papel lo que siempre soñó ser, eso que antes de llegar se fue. La joroba la tiene en el alma por guardarse todo lo que tenía para dar. Los brazos vacíos por lo que no pudo amarrar. Las manos sin líneas que indiquen un destino. Las alas sin viento no conocen un impulso y mucho menos la libertad. Sus ojos no tienen el brillo que provocan el reflejo de las miradas largas.
Cuenta con una inmensa ternura que aún sigue envuelta en un papel celofán, no sé si por miedo a que vean su fragilidad, o la guarda para cuando alguien quiera llegar a su puerta y pase sin golpear.
A veces un atardecer le ilumina su rostro, y hasta se le puede ver sonreír. Las noches lo vuelven más solitario aún, suspira sin saber porque lo hace, y no se atreve a pedirles deseos a las estrellas fugaces porque sabe que nunca se harán realidad, por eso las ve caer y deja que alguien más sueñe en su lugar.
Las únicas caricias que conoce son las de la lluvia, y los únicos susurros que le trae el viento son con palabras ajenas. La calle le ofrece historias de otros, papeles que él nunca va a interpretar, y lugares que nunca va a ocupar.
Cuando la imaginación no es suficiente aparecen las cosas simple, las pequeñas felicidades de las que se aferra para encontrar un sentido, y así logra vencer una batalla entre tantas perdidas.
Cada vez que recuerda su vacío pasado otra herida marca su corazón, y está enfermo a causa de las cosas básicas que no sucedieron, al presente a pesar de los matices lo sufre, y el futuro es un desconocido al cual no le interesa verle la cara.
Hoy sobrevive a fuerzas de su noble y gran espíritu, es un simple mortal y merece ser feliz por una eternidad.
No vive en un campanario pero su ventanal le muestra un mundo al cual no pertenece. Entre nostalgias y talento plasma en un papel lo que siempre soñó ser, eso que antes de llegar se fue. La joroba la tiene en el alma por guardarse todo lo que tenía para dar. Los brazos vacíos por lo que no pudo amarrar. Las manos sin líneas que indiquen un destino. Las alas sin viento no conocen un impulso y mucho menos la libertad. Sus ojos no tienen el brillo que provocan el reflejo de las miradas largas.
Cuenta con una inmensa ternura que aún sigue envuelta en un papel celofán, no sé si por miedo a que vean su fragilidad, o la guarda para cuando alguien quiera llegar a su puerta y pase sin golpear.
A veces un atardecer le ilumina su rostro, y hasta se le puede ver sonreír. Las noches lo vuelven más solitario aún, suspira sin saber porque lo hace, y no se atreve a pedirles deseos a las estrellas fugaces porque sabe que nunca se harán realidad, por eso las ve caer y deja que alguien más sueñe en su lugar.
Las únicas caricias que conoce son las de la lluvia, y los únicos susurros que le trae el viento son con palabras ajenas. La calle le ofrece historias de otros, papeles que él nunca va a interpretar, y lugares que nunca va a ocupar.
Cuando la imaginación no es suficiente aparecen las cosas simple, las pequeñas felicidades de las que se aferra para encontrar un sentido, y así logra vencer una batalla entre tantas perdidas.
Cada vez que recuerda su vacío pasado otra herida marca su corazón, y está enfermo a causa de las cosas básicas que no sucedieron, al presente a pesar de los matices lo sufre, y el futuro es un desconocido al cual no le interesa verle la cara.
Hoy sobrevive a fuerzas de su noble y gran espíritu, es un simple mortal y merece ser feliz por una eternidad.
Alejandro Lerner
-Confesiones frente al espejo-
Álbum: La magia continúa
9 comentarios:
Seres como este personaje que describes en esta historia tan matizada de nostalgia son más comúnes de lo que crees y habitan la realidad que va más allá de las historias de fantasía y los cuentos.
La gente que pasa por el ventanal, esa que vive y protagoniza las historias que Cuasimodo solamente atestigua no se da cuenta ni tiene la capacidad para ver el maravilloso ser que existe detrás de ese ser enclaustrado....
También hay algo muy, muy importante que Cuasimodo no ve, y mucho menos sabe ¿Quieres saber qué es?... Es algo muy simple.
Cuasimodo no ha vivido cosas importantes porque no ha pasado por donde se encuentra nadie que sea lo suficientemente sensible y especial para entender lo maravilloso que es como persona y la belleza de su alma.
Tal vez él piensa que nunca va a vivir nada importante y que como dice el texto no tiene ganas de verle la cara, pero es simplemente que quizá tuvo que ser así para que el día que por fin le toque protagonizar su propia historia, valore con todo su corazón eso y se de cuenta que muchas veces las esperas, aunque son desesperantes, valen mucho la pena.
Cuasimodo va a tener la posibilidad de regalar todo eso que tiene y de vivir una historia importante, precisamente porque seres como él ya no existen y hacen mucha falta en el mundo y también porque tiene todo el derecho a ser feliz.
Hermosísimo escrito e insisto existen muchos "Cuasimodos" rondando por ahí.
Yo tampoco quiero verle la cara al futuro. Todavía no.
Como siempre muy lindo tu post.
chica mágica, abrazos!!!
Guao, este post esta lleno de nostalgia, me llego profundo, estoy de acuerdo con martha, hay muchos cuasimodos por ahi rondando.Buen post vane, saluditos
Leí ayer este post... y quedé conmovido.
El personaje, tan lleno de inseguridades como de belleza, tiene en su interior tanto para dar que -seguramente- cuando menos lo espere, se encontrará con un par de ojos y una sonrisa, que busquen algo más que eso tan repetido en las calles.
Se me ocurre que eso sucederá, el día que Cuasimodo ("Casi hecho") encuentre un espejo y vea que las pequeñas historias que ve a través de los cristales, son insignificantes si se las compara con la gran historia que él es capáz de construír.
Sólo en nosotros radica la capacidad de crear... y recrear la belleza "a nuestra imágen y semejanza".
Gracias Vane por este regalo de ternura
Vane:
Muy lindo y muy sentido tu escrito como siempre.
Creo que seres como "Cuasimodo" a pesar de que muchas veces pasen desapercibidos, tienen mucho para dar, sólo es que alguien en su apresurada carrera se tome el tiempo para verlos y conocerlos y entonces se dará cuenta del enorme tesoro que existe en el interior de estas personas.
Sobre la canción de Lerner, muy linda también, él es un gran compositor, pero creo que la vida es un eterno cuestionamiento.
Gracias por pasar a mi blog y de mi amiga La Pantera Rosa!!!
Verdaderamente lastimoso resulta que una persona se sienta en las cirucuntancias de tenerse que esconder a causa de la apariencia física...Otr@s tienen la belleza que se venera como estética y están faltos de esa ternura y sensibilidad interior...son fe@s por dentro ¡y eso si es grave!
Un abrazo preciosa:)
Mi querida Vane, que hermoso relato. Es que Alejandro tiene esa alma tan soñadora como su voz y sus canciones.
Gracias por compartirlo.
Miles de besitos, amiga querida
Agualuna-Sussy
Me quedé pensando y por eso volví... Muchas veces todos somos como "Cuasimodo", y por eso las personas que realmente son bellas pasan desapercibidas... Estamos deslumbrados por la belleza exterior... Pero sin duda alguna tu posees ambos reflejos: el interior y el exterior.
Porfa no dejes nunca de soñar ni tampoco de escribir.
YA SABES EXACTO LO QUE OPINO DE ESTE POST, IGUAL PIENSO QUE ES HERMOSO QUE HAYAN PERSONAS TAN SENCIBLES Y SENCILLAS (ME INCLUYO CON HUMILDAD) PERO QUE COMPLETO SERIA QUE ENCONTREMOS NUESTRO LUGAR, DEJEMOS DE SOÑAR EN EL CAMPANARIO Y HAGAMOS UN CASTILLO EXTERNO DE LUZ PARA COMPARTIRLA EN UN MUNDO SIN MALDAD, COMO QUASIMODO O COMO LO QUE CADA UNO TRAE DENTRO Y REFLEJAN LAS MIRADAS ... BELLISIMO VANU. HERMOSO COMENTARIO MARUCHIS, TODOS SON MUY SENSIBLES Y MERECEN SER LO MEJOR DENTRO DE UNA HISTORIA =0)
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