Me levanté y me dieron los buenos días algunas gotas de lluvia, una voz con melodía de sonrisas en el teléfono, las mariposas en el aire y en la panza.
Intenté desayunar pero después de dos tostadas, a la ventana se le ocurrió hacerme suspirar y me sentí tan satisfecha que sólo me puse a cantar.
La rutina me gritó que debía cumplir con mis obligaciones, le abrí el vidrio al reloj y decidí atrasar las agujas para marcar el tiempo yo.
La calle me invitó a vivir un rato, en vez de buscar zapatos me pareció más productivo rescatar a un gato, que una rama amenazaba con demostrar la teoría de que no todos caen parados.
Desde las vidrieras los vestidos intentaban seducirme, yo miré mi jeans algo gastados y con un silencioso gesto les susurré: esto que llevo puesto dice mucho de mí, ustedes sólo sirven para una noche y después se dormirán en un placard.
Mi corazón bombea sabiendo que empeñé muchos de sus latidos, pero aún confía en mí y si los tengo que volver a apostar sabiendo que voy a perder, el me los prestará una vez más.
Un ladrón de momentos me invitó un café, le dije que no porque él no era mi ausente y quise serle fiel a su ausencia.
Pasé por un lugar donde vendían libros y discos, al subir el segundo escalón, Benedetti me tomó de la mano para bailar sus letras con la música de Serrat.
Mi alma enamorada quiso conservar esos mágicos momentos, para eso nada mejor que la complicidad del sol y su reflejo, compartiendo su último bostezo antes de esconderse donde termina el río, para darme uno de los mejores atardeceres y sentirlo tan egoístamente mío.
De regreso a casa con paso lento y suspiros apresurados por expresar todo lo que he vivido hoy, la luna le puso el manto de color plata a la noche, estaba tan clara que opacó las estrellas y encendió mi mirada desde el ventanal.
El sueño me asalta para obligarme a ver la realidad, de que con el amanecer otro día empezará a correr con amenazas de volver a la rutina, cuando aclare no podré quitarle el tiempo al reloj otra vez, pero está en mis manos darle a éste día un nuevo y diferente color.
2 comentarios:
Hermoso escrito -como siempre- y hoy no te voy a hacer un comentario kilométrico, sólo resumiré lo que pensé a una sola frase: "Esto que leí aquí se llama: Vivir intensamente".
Ayer alguien me regaló una foto hermosa que me hizo aguantarme las ganas de llorar.
Ojalá que siempre nos permitas ver el mundo desde el cristal que lo observas tú.
¿hay mejor despertar que suspirar por satisfacción?...creo que son esos momentos de felicidad que debemos ser conscientes para disfrutarlos con plenitud...veredaderamente tienes la maestría de hacer que las palabras bailen y lleguen al conrazón de quienes te leemos...
Vane, creo que no siempre, pero sí la mayoría de las veces está en nuestras manos colorear el nuevo día.
Un besOte preciosa
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