Si me preguntan que es lo que más me gusta de mi personalidad, diría que conservar la capacidad de asombro, y ser feliz con lo más sencillo de la vida, siempre fui así, y a pesar que la vida me plantó los pies en el suelo desde muy pequeña, siempre dejo jugar a la niña que llevo dentro, crecí, pero no me hice grande. Hoy me volvieron a brillar los ojos como tantas veces, de la misma manera cuando los reyes magos me dejaron mi bici de color rojo que tanto esperé. Hoy me sorprendí una vez más con un regalo especial, y lo hace especial un conjunto de cosas: la distancia que recorrió, la persona que lo envió, la carga afectiva que viste cada uno de esos detalles que recibí, el tiempo invertido para preparar el paquete, en fin...soy una persona muy afortunada, porque alguien que vive tan lejos se acuerda de mi, y me demuestra de mil maneras diferentes su cariño.

Llorar es una descarga para el alma, a veces es tanta la felicidad y la emoción, que no alcanzan las palabras para definir un momento, y una lágrima dice todo cuando todo es silencio. Siempre pienso que algo bueno tuve que haber hecho para tener a estas maravillosas personas conmigo, y sé que la vida me está compensando por las ausencias, por lo que me quitó, y vos Martu sos de esas personitas que cuando te cruzas en el camino de alguien se lo llenas de luz.

GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS POR TU AMISTAD. TE QUIERO MUCHO AMIGA!!!


Dato importante: yo mencioné a Martu, este post es para ella, y para los que no la conocen es Martha Mendoza -la chica de las páginas sueltas y de colores-, Martu le digo SOLO YO de cariño.