Foto: Vanessa R.
Existe un lugar tan breve como eterno, ahí el tiempo se pasea entre la prisa y una danza lenta. Los grandes momentos ocurren en sitos tan pequeños, una calle es suficiente para escribir una historia y resumir partes de una vida.
La atracción de los colores detrás de una vidriera, la curiosidad que despertaba aquella ventana que no se abrió por años, dicen que la persona que le cerró las cortinas al sol todavía espera que en alas de una golondrina regrese el amor.
Un viejo almacén donde su dueño además de trabajar, le regalaba fantasías con sus trucos de magia a nuestra imaginación de niños. La rayuela pintada en la vereda, ahí gané algunas partidas y también me raspé la vida con las caídas. En la esquina el farol que ya no alumbra pero guarda el reflejo de mi mirada, a veces algo pícara y otras algo empañada.
La escuela con sus eternas sonrisas, pueden ser otras, pueden renovarse año tras año pero a veces suelen ser aquellas, las mías, las mismas que juntas parecían demasiadas y hoy nada más son un eco con sabor a necesidad. Desde ese lugar también se podía escuchar al tren más hermoso del mundo, el que pasaba siempre una vez más, dándote la oportunidad de volver a saltar.
El banco en la plaza con ego de sentirse un gran boceto, ahí muchos manifestaron sus mejores declaraciones, todavía recuerda a los niños que se sentaron a deshojar margaritas, todavía espera que vuelvan a cumplir la promesa que sellaron con el último pétalo.
La lluvia era una fiesta para los barquitos de papel, no existían capitanes ni puertos, sólo un punto de partida y el de llegada nunca importaba.
En el pedacito de cielo que para mí era el techo de la calle vi la luna llena, y también la vi romperse con la melodía que no pudo ser serenata. Ahí donde al otoño se le escaparon algunas hojas, y fueron a dar al balcón donde yo derrochaba nostalgias y suspiros en un intento de canción.
A veces las cosas llegaban impuntuales y las personas a tiempo, descubrí sentimientos puntuales y corazones a destiempo.
En lista de espera siempre estuvieron los sueños, algunos locos, otros más terrenales, los que rozaban lo fantástico, y los que querían perderse en el universo, parecían lejanos pero nunca imposibles.
En la calle de los momentos el pasado regresa siempre, vuelve para recordarle al presente las verdaderas urgencias, eso que se fue cuando se debió de quedar, lo que se quedó sin hallar un lugar, una despedida antes de comenzar, lo que se guardó en vez de soltar, lo que se quedó en vez de marchar, el que partió queriéndose quedar. La importancia de llegar para volver a empezar, la necesidad de empezar sabiendo donde están tus raíces, ahí, donde está tu hogar.
Noel Schajris
-Momentos-
4 comentarios:
Como siempre las letras sirven para que le des vida a sentimientos y emociones que de otra manera tal vez no lograríamos ver.
A través de esa perspectiva hasta las pérdidas se perciben diferente y se entretejen montones de historias que te gustaría que de algún modo o de otro te compartieran.
P.D. No conocía la canción de Noel ni tampoco el video, muy lindas ambas, al igual que tu escrito.
Así como en una calle se te puede extraviar algo, una moneda, tal vez un papel que se te cae de la mochila o algún objeto con gran valor sentimental que se te sale del bolsillo y no te das cuenta, hay calles (algunas en países lejanos) donde al igual que los objetos materiales que yo menciono aquí y las cosas que describes en tu escrito se te van quedando por ahí quizá sin que te des cuenta.
Hay calles y lugares donde se quedan instantes tan perfectos que una vez que te desprendes de ellos, cuando ya ha pasado mucho tiempo y has recorrido otros caminos, te das cuenta de que en esos sitios se quedan cosas de ti que ya no volverán a ser. Tal vez tú mismo eres un reflejo de algo que ya no eres en el presente o fuiste nada más en ese entonces; y sientes nostalgia, pero al mismo tiempo sonríes porque sabes que tuviste capacidad o alguien más sacó lo mejor que hay en ti.
La vida yo creo que es eso, ir recorriendo calles donde a la par de ir desprendiéndote de cosas, tal vez encuentras una historia linda que aunque sea de alguien más te lleva a suspirar, pero sobre todo a aprender... Quizá la clave sea simplemente quedarte con las imágenes y los sentimientos que sin importar si son dolorosos o no, te hacen sentir que estás vivo y eso es lo que hace que valga la pena.
¡Que lindo! pasearse por aquí de madrugada y pensando: Yo estuve en este espacio durante todos los días en que se escribieron estas historias.
Ojalá pueda acompañarte en silencio por este camino, para seguir viendo como creces durante mucho tiempo más.
¡TQM!
Yo recuerdo la calle Rafael Moscoso, donde viví por siete años y fui muy muy feliz. Lo recuerdo todo, los vecinos de enfrente, los vecinos de al lado, los vecinos de más abajo...por siempre en mi memoria.
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